Los últimos datos sobre la incidencia de la violencia de género en España certifican que una vez más los jueces deniegan un altísimo porcentaje de solicitudes de órdenes de protección de víctimas, que cada año suma un número indecente de asesinadas y maltratadas. Más de 4 de cada 10 solicitudes son rechazadas por la justicia, según el balance del 1er trimestre de 2017 del Consejo General del Poder Judicial. O lo que es lo mismo: 1 de cada 3 maltratadas que solicitan una orden de protección no son creídas por el sistema judicial español.
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La noticia queda coja si no se sabe cuántas de esas denuncias son por supuesto maltrato psicológico, porque no es lo mismo una agresión física que una escaramuza dialéctica en una pareja, en la que tal vez ambos se dicen cosas igualmente impropias, donde el hombre sale claramente perjudicado.
En la ley de violencia de género se ha querido meter en el mismo saco un simple insulto con una agresión grave, todo para esa ley es agresión, pero no es lo mismo agresión física que agresión verbal, eso no puede ser, ni es de Justicia y aún menos cuando NO va avalado por un informe psicológico u otros con base suficiente para condenar.
La Justicia no tiene que "creer" nada ni a nadie. Tiene que actuar en base a las pruebas, sean estas testigos, mensajes, vídeos, grabaciones o, como dice #1, informes periciales. Lo que no se puede es ir dictando directa y automáticamente órdenes de alejamiento sólo en base a una denuncia.
El lobo siempre es el malo sí solo preguntas a Caperucita. Consecuencias de la asimetría legal.
Vamos, que a ellas se les tiene que creer por definición. Pues que lo pongan por ley. Presunción de veracidad por defecto.
No es ni creer ni no creer, y presentarlo así es muy, muy tendencioso.
La justicia admite a trámite una denuncia en base a indicios y actúa en base a pruebas.
Entendiendo que la situación es muy peliaguda en este caso, tampoco podemos hacer cargar a alguien con el sambenito de maltratador solo con la palabra de una presunta maltratada. No se puede condenar a nadie sin demostrar que es culpable.
Y, si no hay pruebas de agresión física o psicológica, ¿qué puede hacer la justicia?
Sin nada que demuestre la versión de la mujer, ni un indicio que investigar, ni un psicólogo forense que corrobore al menos que esa mujer pueda haber sido maltratada, nada que pueda demostrar que el marido haya intentado cualquier tipo de agresión.
Pues, evidentemente, tampoco se puede condenar a alguien así.