Desde 1991, el año en que Ucrania se convirtió en una república independiente, después de la disolución de la URSS, la OTAN tejió una red de relaciones dentro de las fuerzas armadas ucranianas. Simultáneamente, a través de la CIA estadounidense y de otros servicios secretos, procedió al reclutamiento de militantes neonazis, que recibieron financiamiento, entrenamiento y armamento. Existe una extensa documentación fotográfica que muestra a jóvenes militantes neonazis de la UNA-UNSO mientras se entrenaban en 2006, en Estonia, con instructores...