La competencia entre las arquitecturas de procesadores RISC y CISC ha evolucionado hacia una batalla compleja donde las ventajas técnicas no garantizan el éxito comercial. Mientras RISC-V presenta características arquitectónicas superiores en eficiencia energética y densidad de cómputo, su ecosistema de software limitado constituye el principal obstáculo para su adopción masiva frente a las arquitecturas establecidas como ARM y x86.