Desde Windsor hasta el flamante White City Stadium, los corredores se verían obligados a recorrer una distancia de 26 millas y 385 yardas, exactamente 42 195 metros. Dos kilómetros metros más de lo habitual. Dos mil metros trágicos que pasarían a la historia. A las 14:33 del 24 de julio de 1908, bajo un sol implacable, cincuenta y seis participantes, de los que se retirarían finalmente veintiocho, tomaban la salida de la maratón más famosa de la historia de los Juegos.