Hace 5 años | Por ccguy a jotdown.es
Publicado hace 5 años por ccguy a jotdown.es

Lev Ivánovich Yashin nunca quiso ser portero y quizás por esa razón terminó convirtiéndose en el mejor guardameta que hayan visto los tiempos: porque no le quedó otro remedio. Elegir nunca fue una opción en aquel Moscú de la Segunda Guerra Mundial y su sueño de volar sobre el hielo hasta convertirse en jugador de hockey se desvaneció frente el empeño ajeno de aprovechar su envergadura para defender porterías. Tenía trece años y jugaba en el equipo de una fábrica de herramientas en la que trabajaban él y sus padres.