Publicado hace 7 años por Claustronegro a periodicohortaleza.org

En ocasiones, apelar a la testosterona es la mejor manera de convencer a tus socios para emprender un proyecto arriesgado. Daniel Atienza, hortalino y “barrionalista” confeso, utilizó el año pasado este recurso mientras intentaba persuadir a sus amigos David Velázquez y Javier Serrano, con unas cervezas sobre la mesa, de embarcarse en una locura. Y le funcionó. “¿A qué no hay huevos?”, dijo tras garabatear en una servilleta la silueta del Silo de Hortaleza, uno de los edificios más emblemáticos del distrito.