Hace 11 años | Por DenisDiderot a yorokobu.es
Publicado hace 11 años por DenisDiderot a yorokobu.es

Se produce así el efecto perverso, pero perfectamente predecible, de que la obra censurada y denunciada alcance cotas de popularidad y difusión impensables si nadie se hubiera tomado la molestia de acudir a los tribunales.

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Tanto lio con comerse simbolos religiosos y eso ya lo inventaron los austrohungaros con el cruasán

D

No hay comparación posible. Javier Krahe fue educado en una dictadura nacional-católica donde la libertad de expresión se castigaba con la cárcel, donde los obispos eran diputados (procuradores) sin elecciones y por tanto cómplices de los crímenes del franquismo. Javier Krahe estaba obligado a no ir al cine en semana santa, a llevar monedas con la cara del dictador y un "por la gracia de Dios" alrededor. Fue obligado a "comer la carne de Cristo" porque la religión católica era la oficial y un cura te firmaba informes de buena conducta y de ahí viene la broma de cocinar a Cristo.

Ningún judío le obligó a nada, es más, el régimen católico impidió la construcción de sinagogas hasta los años 60.

Por la misma razón una mujer obligada a seguir las absurdas costumbres ortodoxas tendrá todo mi apoyo si decide burlarse de ellas.

M

"Se produce así el efecto perverso, pero perfectamente predecible, de que la obra censurada y denunciada alcance cotas de popularidad y difusión impensables si nadie se hubiera tomado la molestia de acudir a los tribunales."

Efecto Streisand creo que lo llaman...