Hace 1 año | Por --662085-- a loqueleimos.com
Publicado hace 1 año por --662085-- a loqueleimos.com

“Era el chirrido del pájaro, que sólo oían unas cuantas personas especiales, lo que las guiaba hacia una ruina inevitable. Como había pensado siempre el veterinario, el libre albedrío del hombre no existía. Las personas eran como muñecos a los que se había dado cuerda por la espalda y puesto encima de la mesa, condenados a seguir un camino que no habían elegido, obligados a avanzar en una dirección. Casi todos los que habían oído el chirrido habían sufrido la ruina y la perdición. Muchos habían muerto. Habían caído por el borde de la mesa”.