La agricultura animal es la principal causa de deforestación, consumo de agua y contaminación, es responsable de más gases de efecto invernadero que la industria del transporte (coches, camiones, trenes, barcos y aviones juntos), y es el principal impulsor de la destrucción de la selva, la extinción de especies, la pérdida de hábitat, la erosión de la capa superficial del suelo, las "zonas muertas" oceánicas, y prácticamente todos los otros males ambientales. Sin embargo, continúa, casi sin cuestionarse.