El 29 de mayo de 1993, la apacible ciudad de Solingen, ubicada en el estado de Renania del Norte-Westfalia, Alemania, fue sacudida por un ataque xenófobo que dejó una huella indeleble en la historia del país. En la madrugada de ese día, una familia turca, los Genç, se convirtió en el blanco de un atroz acto de odio racial cuando un grupo de jóvenes de estrema derecha, pertenecientes a un grupo neonazi, incendió su hogar. El fuego se propagó rápidamente, atrapando a los residentes en su interior.