La leche es un alimento muy especial. Hay personas a quienes gusta mucho; la toman en grandes cantidades. Otras, sin embargo, no la toleran. No es que no les guste, es que, literalmente, no la toleran: su consumo les hace daño, porque no la digieren bien. En realidad, lo que no pueden digerir es la lactosa, -el azúcar de la leche-, y a esa imposibilidad se denomina intolerancia a la lactosa.