Los ecologistas afirman que la adicción de nuestra especie al consumo es responsable del cambio climático y daña numerosos hábitats. No obstante, es un motor económico. ¿Es posible conciliar estos dos aspectos? Cuanto más consumimos, más sufre nuestro planeta. Se han esquilmado los nutrientes de los suelos, se han talados los bosques, se han extraído minerales de la tierra dejando al descubierto enormes excavaciones en las que apenas pueden sobrevivir organismos. Los recursos que utilizamos regresan a la tierra en forma de residuos químicos
Comentarios
El problema en realidad se puede plantear de otra manera ¿el ser humano debe extinguirse o debe perdurar? El planeta se puede venusizar o no, pero mucho antes de que lleguemos a las condiciones de Venus los seres humanos ya habrán desaparecido. Así que la primera cuestión quizás somos nosotros, y no el planeta. Quizás después de desaparecer el ser humano el planeta recupere un equilibrio apto para algún tipo de vida y Gaia vuelva a renovarse de otra forma. Quién sabe... en cualquier caso el artículo está bien para gente que no sabe nada del tema. La economía circular no es posible al 100%, por el segundo principio de la termodinámica, siempre hace falta energía, y la energía usada no puede crecer indefinidamente, porque el planeta se asará, así de simple. En algún punto el denominado "crecimiento", al menos en uso de materiales y energía, debe cesar.
Ya lo sacrificamos. Llevamos unas cuantas generaciones alimentándonos de su cadáver.
#0 La duda ofende.
#4
#4 Cierto!
No, nos vamos a joder nosotros mismos cuando desertifiquemos el planeta, perdamos agua potable y tierras fértiles, la biodiversidad y alteremos irreversiblemente el CO2 de la atmósfera. El planeta va a seguir existiendo, lo que la vida para nosotros los humanos (sobre todo para aquellas generaciones que vengan después de nosotros) se va a convertir en un auténtico infierno.
No, lo mejoraremos. Siguiente pregunta.
Suicidemonos todos. Pero empezad vosotros los conocedores de la verdad absoluta.
Depende, habría que cuantificar económicamente el sacrificio del planeta.