Los que vivimos nuestra infancia en los años ochenta comenzamos a sentirnos viejos cuando tenemos sentimientos de nostalgia por aquella época. Nosotros disfrutamos de los primeros juguetes electrónicos y hemos visto nacer y crecer las consolas de videojuegos. Somos del siglo pasado, aunque suene raro, y nuestros hijos nos dirán “¡cállate, dinosaurio, que vienes de otro milenio!”. Cuando yo era pequeño se llevaban las mascotas de carne y hueso.
Comentarios
anda que no desteñían los putos pollitos...