Accidentada y traicionera: así es la Costa de la Muerte (Costa da Morte en gallego), escenario de innumerables naufragios reconstruidos, años después, por un pescador en el noroeste de España. Antes de que se popularizara el sistema GPS, este pescador nacido en 1941 en Sardiñeiro, en el litoral gallego, halló más de mil restos de embarcaciones en el fondo del océano. José López Redonda, más conocido como Pepe de Olegario, es toda una leyenda viva para los gallegos que viven cerca del mar.
Comentarios
Siempre oí que por a Costa da Morte no se navegaba "de higos a brevas"; esto es, de agosto a entrado junio, casi todo el año. Y este axioma ha de ser tan antiguo como la célebre y megalítica escollera de Bares, lugar donde las pobres naves de cabotaje del mundo atlántico esperaban la llegada de esas escasas semanas al año para dar el salto de a Costa da Morte y continuar por la costa atlántico abajo.
#4 Lo importante en todo caso es bañar los higos secos en miel, ñam, ñam, slurp
#5 Yo tengo unos cuantos en harina (conservante)... ¡y también miel!
#6 Joer, casi na, a mi me gustan de todas formas, pero si el seco lo mojas un poco en miel, cosa fina.
¿Y los dátiles?
#7 Seguiré tu consejo, esta tarde caerán un par de ellos.
Dátiles no tengo, aunque ya me puse fino el Túnez.
Costa da Morte, por favor
Me sangran los ojos con el titular. Costa de la muerte?? El gañanismo no tiene límite.
La pena es que somos de galerias y sin balcón no hay turismo.
#2 además llueve hasta en verano y se come mal. No les compensa venir
#3 Y no tenemos nada de beber. Sin alcohol tampoco se atrae al turismo.