Hace 8 años | Por Caco34 a nationalgeographic.com.es
Publicado hace 8 años por Caco34 a nationalgeographic.com.es

Todo empezó hacia 1237, cuando Luis IX de Francia recibió una carta del último emperador latino de Constantinopla en la que éste, asfixiado económicamente, le ofrecía comprar la corona de espinas de Cristo. La corona fue traída a Troyes en agosto de 1239 dentro de un arca de plata, acompañada del sello que certificaba su autenticidad. El monarca decidió comprar más reliquias de la Pasión, de las que llegó a reunir diez, y mandó erigir Sainte-Chapelle en su residencia para custodiar su preciada colección.