Publicado hace 9 años por --418366-- a franciscojaviertostado.com

Era la fiesta de Pentecostés de 1160 y en la catedral de Trèves, la más antigua de Alemania, se agolpaban ciudadanos, clérigos y nobles para escuchar un sermón. No era un sermón cualquiera pues quien se encargaba de predicar era una mujer, un hecho sorprendente para la época. Su nombre, Hildegarda de Bingen.