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#3:
En esencia tener unos piños como cuchillas y unas mandibulas con una fuerza mordida descomunal.
Un caniche por loco que se vuelva no matará a nadie, porque no puede.
Un caniche por loco que se vuelva no matará a nadie, porque no puede.
Comentarios
En esencia tener unos piños como cuchillas y unas mandibulas con una fuerza mordida descomunal.
Un caniche por loco que se vuelva no matará a nadie, porque no puede.
#3 Justo esta mañana salía de la biblioteca con librotes, cuando vi a tres perritos yorkshire. Dos de ellos pasaron de mí, el tercero se me acercó y cuando me detuve a ver qué hacía, él también se paró y empezó a gruñirme. Me volví sin hacerle caso y seguí caminando. Al darme la vuelta para comprobar, el perrito dio otro par de pasos hacia mí y me gruñó y ladró de nuevo. Como ya llegaba a la carretera y no quería que el pequeñajo aquél pudiese seguirme donde pasaban coches, le dije "tranquilo, fiera salvaje, ya me marcho", y me fui. El perrito no me siguió, claro está. Algo más lejos, me volví, y vi al perrito ir con los otros dos, la mar de ufano. El dueño no sé ni dónde estaría, quizá dentro de la iglesia que estaba justo al lado.
Desde luego, esa tranquilidad que tuve, y hasta el llamarle familiarmente "fiera salvaje", me lo permití porque aquél chiquitajo era del tamaño de una zapatilla. Llega a ser un rottweiler y ni paso por allí, me voy por la otra calle aunque tenga que dar un rodeo de medio kilómetro.
#6 Lo raro es que no pase mas. En el medio rural hay perros guardianes semiabandonados que terminan extendiendo su territorio a caminos de paso comun ... y como tengas que pasar por ahi te ves muy muy apurado.
#6 De pequeño ( 12 años) iba caminando por el monte (hacia un pequeño "lago" en una cantera abandonada donde pastaban vacas y toros de los que usan en las fiestas...) y de pronto me vi perseguido por un grupo de perros. Corrí hacia un terraplén, trepé como una lagartija y desde arriba empecé a lanzarles piedras (en plan troglodita) hasta que se fueron acobardados. Me pregunto que hubiese pasado si no fuese medio mono...
#6 El yorkshire tiene muy malas pulgas, yo tuve uno era todo un chulito de barrio.
El Yorkshire terrier original era un perro de unos 6 a 7 kilos (13lb a 15lb aprox.) de peso, y era utilizado para cazar ratas y otros roedores.
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Yorkshire_terrier
#10 De hecho ese carácter es intencionado, por selección en la cría.
Igual que el de los Fox Terrier, si un perro pequeñajo se debe meter en la madriguera de alguna alimaña tiene que tener unos huevos muy por encima de su masa corporal.
No hace mucho un compañero me ha comentado que la selección del dobermann para compañía está mejorando mucho la sociabilidad de la raza.
#10 El de esta mañana, no creo que llegase ni al kilo y medio.
#3 Pero fornicará con tu almohada como represalia y se cagará en tus zapatos
#3 Los caniches gigantes se usaban para cazar jabalíes.
#3 Técnicamente eso no hace que ataque al dueño hasta matarlo, sino que pueda matar al dueño al atacarlo. Son dos cosas diferentes.
#3 Tener grandes colmillos y mucha fuerza no es condición forzosamente para que un perro ataque a su dueño. Tiene que haber otra razón más... y siempre la hay. Los rasgos morfológicos del perro, independientes de los que sean, no son NUNCA el desencadenante de una agresión.
La pregunta del titular se cuestiona las razones por la que se desencadena la violencia y eso nunca es por el tamaño de los dientes ni por la fuerza del can. Si tuvieses razón en lo que has dicho los san bernardos serían asesinos y habrían sido exterminados y erradicados, puesto que ellos tienen unos dientes enormes y una fuerza descomunal cuando la verdad es que es totalmente al revés.
Creo que o bien no has entendido la pregunta o te has hecho un lío tú mismo contestándola.
Me imagino seria algo parecido que si lo hace una persona, que por lo visto es bastante mas frecuente...
Es que nos tocáis mucho los huevos. Mira que gruñimos y avisamos. Pero no, vosotros dale que dale con lo de la patita y lo de hacernos el muerto. Y ya lo que nos revienta es el truco de fingir que tiráis la pelotita. Al final os arrancamos la cara a dentelladas y decís que somos de razas peligrosas y tal; pero es que igual os lo estabais mereciendo un poquito ya.
Pues eso justamente no es
Sólo dale tiempo
El hambre, el odio, la locura... Que sea un gilipollas, que los perros lo huelen.
No tengo ni que entrar a leer el artículo.
La respuesta es: Tener un perro.