No debe ser agradable vivir a escasos metros de una plaza dedicada al hombre cuya denuncia sirvió para que fusilaran a tu padre. Eso es lo que le pasaba -y le sigue pasando- al escritor Fernando Sánchez Dragó quien, harto de esa situación, el 3 de septiembre del año 2006, se dirigió a la plaza de Juan Pujol con una escalera de mano, un aerosol de pintura negra, martillo, escoplo, otras herramientas y un puñado de cómplices y trató de destruir la placa identificativa del nombre del lugar.
Comentarios
Qué coherente es el Sr. Dragó, defendiendo la memoria histórica de su padre fusilado por los fachas, para criticar a continuación la memoria histórica de cualquier otra víctima del franquismo. Luego dice que no tiene ideología; pero claro que la tiene, se llama chaqueterismo. Su credo actual es vivir del cuento a costa de los españoles, en televisiones públicas gobernadas al dictado por los herederos de los asesinos de su padre. Todo coherencia, sí señor.
Menudo subnormal. Se pasa la vida comiéndole la polla a los franquistas y resulta que son los que fusilaron a su padre.
Es como un troll de internet, haría cualquier cosa con tal de que le presten atención.
Dragó por un poco de publicidad habría colocado la placa el mismo. Dignidad, decencia, ... etc no son de su universo
#1 No entiendo... en el artículo dicen que colocó la placa con el nombre de su padre él mismo.