Los psicólogos evolutivos ven la dedicación parental a sus retoños como la división de una reserva finita de recursos, y no como, tal vez, una infinidad de amor. “Yo digo que los padres a veces tienen favoritos y, en efecto, muestran una dedicación desigual”, comenta Catherine Salmon, una profesora asociada de psicología en la Universidad de Redlands en California...
#4 Esa regla no se cumple siempre, por ejemplo, en casa de mi novio, primogénito varón, está completamente ninguneado a favor de su hermana, hija más pequeña y más tonta que una piedra por cierto (no porque me caiga mal, que no es así, pero mi novio es físico y ella no pudo hacer peluquería porque no le daba para más y quedó en esteticién que sólo sabe quitar pelos, porque lo demás se le da mal encima.) según palabras textuales de su madre él es un inútil y un vago y ella la perfección.
Como resultado, los niño/os no predilecto/os viven su infancia con sentimientos de envidia, y los elegidos desarrollan menos sus cualidades por tener, en general, las cosas más fáciles. Al menos, ocurre en los casos más extremos.
Yo tuve suerte: mi madre nunca tuvo favoritismos, y siempre nos alababa, a cada uno por una cosa, pero nos quería a todos igualmente. También estamos bastante igualados, y todos tenemos defectos y virtudes... ninguno ha salido muy rana. El mayor tuvo su atención por ser el mayor, el pequeño por ser el pequeño, y la mediana era la niña de la casa, así que ahí tuvimos todos suerte. Todos éramos especiales e importantes, pero cada uno de forma distinta. Nunca lo agradeceré lo suficiente.
Comentarios
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Pues a mi me tira el punto de vista de este buen hombre...
Primogénito varón, preferido de la madre. Hija más pequeña, preferida del padre.
#4 Esa regla no se cumple siempre, por ejemplo, en casa de mi novio, primogénito varón, está completamente ninguneado a favor de su hermana, hija más pequeña y más tonta que una piedra por cierto (no porque me caiga mal, que no es así, pero mi novio es físico y ella no pudo hacer peluquería porque no le daba para más y quedó en esteticién que sólo sabe quitar pelos, porque lo demás se le da mal encima.) según palabras textuales de su madre él es un inútil y un vago y ella la perfección.
Como resultado, los niño/os no predilecto/os viven su infancia con sentimientos de envidia, y los elegidos desarrollan menos sus cualidades por tener, en general, las cosas más fáciles. Al menos, ocurre en los casos más extremos.
Yo tuve suerte: mi madre nunca tuvo favoritismos, y siempre nos alababa, a cada uno por una cosa, pero nos quería a todos igualmente. También estamos bastante igualados, y todos tenemos defectos y virtudes... ninguno ha salido muy rana. El mayor tuvo su atención por ser el mayor, el pequeño por ser el pequeño, y la mediana era la niña de la casa, así que ahí tuvimos todos suerte. Todos éramos especiales e importantes, pero cada uno de forma distinta. Nunca lo agradeceré lo suficiente.