El militar Rafael Santaolalla, ilegítimo alcalde de Vitoria que tomó el poder a las cinco de la tarde del 19 de julio de 1936 –apenas 24 horas después del golpe de Estado contra la II República–, sentía que tenía una “misión”. Era de los que concebían la Guerra Civil como “santa cruzada” contra los “rabiosos” seguidores “rojos y separatistas”. La sublevación la describía como el momento “cuando el león hispano sacudió su melena para espantar la muerte”. Pronazi y profascista, puso alfombra roja a los destacamentos de Alemania e Italia
Comentarios
El votante medio de VOX no le olvida. Cualquier nazihijodeputa tiene un lugar en su corazón.
#1 un referente!
Lo mejor es que te lees la letra del himno de la 2 republica - que es apropiada a mi parecer - y seria tratado de fascista y nazi por los lectores de meneame.
!Ojala restauraramos la letra!
Serenos y alegres,
valientes y osados
¡Cantemos, soldados,
el himno a la lid!
¡De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid!
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
No todo iba a ser malo.
Era un fascista y franquista en un momento pavoroso, pero he de decir algo en su favor. Por ser cierto. Con todo lo que era, he de admitir que libró a mi abuelo paterno, que era nacionalista, cuando una noche se lo llevó la guardia civil. Es fácil suponer con que intenciones.
Mi padre que era un niño siguiendo las indicaciones de mi abuela, le llamó a su casa desde el teléfono de unos conocidos, y quedó de inmediato con él. Ambos fueron a altas horas de la noche a liberarlo y así lo hizo, dando a los guardias la instrucción de no volver a molestarle porque era un buen hombre u muy religioso. Lo llevó de vuelta a casa junto a mi padre y se despidió de él con un abrazo. Es curioso, ambos eran amigos y pertenecían a una organización religiosa: "Adoración nocturna", que todavía existe.
Así fue como mi padre me lo explicó, una historia humana en medio de aquella debacle de violencia total.