Robert Capa, de origen húngaro, es reconocido como uno de los mejores fotógrafos y corresponsales de guerra del siglo XX. Su talento y su valor eran tales, de hecho Capa se metía entre los soldados en medio del combate, que el Comando Aliado lo autorizó para tomar las fotografías del desembarco en Omaha durante la Batalla de Normandía. [...] Peor que las balas y granadas llegaría cuando un asistente de laboratorio de 15 años tomara tres y medio de los cuatro rollos y los derritiera al haber configurado mal la plancha de negativos.
Comentarios
La mayoría de fotógrafos historiadores coinciden en que, si bien pudo ser posible algo así, es más probable que las fotos fuesen directamente para tirar y se inventaron la historia del aprendiz para mantener el tirón de Capa (márketing básico). Y no hay nada que reprochar a Capa: en pleno desembarco, bajo una lluvia de plomo y fuego, con miles de cadáveres alrededor, y con una cámara manual (lo que había entonces) bastante que consiguió once fotos buenas.
Por otro lado, aunque era habitual que los reporteros no revelasen por una cuestión de tiempo (algunos sí lo hacían, en el maletero de un coche con un saco negro) es bastante improbable que en Life, que no eran precisamente unos novatos editoriales, le dieran a un aprendiz los cuatro carretes más importantes del año.
Y por último... ¿"plancha de negativos"? No existe tal cosa. Los negativos una vez revelados se secaban en armarios cerrados, con filtros anti polvo, pero nada de "plancharlos". Lo que se planchan son las copias en papel baritado (porque el papel al secarse se comba). Lo que cuenta el mito es que el aprendiz en su nerviosismo hizo el ciclo de lavado con agua muy caliente, lo que echó a perder la emulsión de casi todos los fotogramas (lo habitual es hacerlo a 20ºC, si lavas con agua a 40ºC es posible que estropees el negativo).
#3 "el secador de la plancha de negativos"
#4 Es que no existe tal cosa como "plancha de negativos", ni con secador ni sin él Existe secador de negativos (el armarito antipolvo, algunos eran calefactados, pero muy raros en aquella época) o plancha de copias, pero no plancha de negativos.
#3 Además dice el artículo que desembarcó en la primera oleada, que yo siempre pensé que de esos marines no había vuelto a casa ni uno.
Lo que debió pasar Capa para sacar esas fotos no está pagado para que luego por una cosa u otra se queda sin ellas
#6 A eso me refiero: en la situación que tuvo que verse, si me veo yo no habría sido capaz ni de sacar la cámara del zurrón del acojone y tembleque que tendría encima. Él no solo fue capaz sino que encima pudo ajustar exposición (manualmente, insisto), enfocar a ojo, componer y disparar... ¡y encima cambiar tres veces de carrete! Hoy en día nadie le podría reprochar que hubiese sacado solo 11 fotos aprovechables, pero supongo que en la época había que cuidar la imagen del reportero estrella de la revista.
Aquí comentando lo sucedido:
Supongo que ejecutarían al novato, ¿qué menos?
#1 Dice al final de la noticia que se apiadó de íl y que ni comentó el error a sus jefes. Pero vamos para matarlo, pasar la peor experiencia de tu vida para sacar esas fotos y que no puedas ni ver como quedaron.
Por otro lado, esos negativos tenían que ser un tesoro para el propio Capa, no sé como les dejó la tarea a un becario en vez de hacerlo el mismo.
#5 Pues porque eran tiempos en los que el becario era el becario y experto el experto.
Si pasara ahora el becario es el que iría al frente y Capa el que recogería los negativos (para pasárselos al becario de revelado).