Entraron de golpe en el panorama mundial a finales de los ochenta, con un nivel de irreverencia y descontrol (con una mujer talentosísima como bajista ¡YEAH! ) que los caracterizó en su momento, esas melodías ruidosas y divertidas que nos hacen saltar , enloquecer y sudar. Nuestras cabezas no se pueden quedar quietas ni nuestras mentes dejar de volar con esos sonidos que extrapolan la imaginación a lugares de nuestra memoria que son difíciles de acceder.
Comentarios
Que buenos eran! Este disco junto con el Doolittle y los dos primeros de The Breeders, son mi religión musical.