Publicado hace 2 años por lectorcritico a ustednoselocree.com

Son muchos los motivos que llevan a dudar o no creerse la gravedad del cambio climático. Pueden dividirse en Sus orígenes se remontan cuando Edward Bernays escribió más tarde un libro que, bajo el significativo título de ‘Propaganda’ (1), constituye la base del extremo refinamiento a que han llegado hoy los procesos de persuasión y desinformación pública. Sólo una pincelada, por ahora: estas mismas técnicas fueron empleadas, durante 50 años, para generar dudas sobre la toxicidad del tabaco y su poder adictivo.

Comentarios

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#4 Exactamente. También lo podríamos llamar simplemente vagancia.

Otro motivo sería por la falta de cultura que nos hace valorar por igual a esos "expertos" que hablan del universo, vacunas, ... que a cualquier charlatán, cura, ... Por ejemplo en el caso de las vacunas, si conociéramos mejor el trabajo de la agencia Europea del medicamento o cómo funcionan los procesos de aprobación de vacunas, seguro que nos fiaríamos más.

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#6 #4 Yo creo que hay ciertos intereses en mantener un error y que no nos podemos fiar mucho de los politicos y medios de comunicación.

Eso de generar una duda razonable sobre la toxicidad del tabaco o sobre el cambio climatico tambien lo usan abogados defensores para delincuentes se libren en lo posible de la pena. Nada hay 100% fiable y pueden hacer ver que el nivel de duda es suficiente para no encarcelarlo.

powernergia

Lo que Al Gore llamó "una verdad incómoda".

Mauro_Nacho

#5 El término es un acierto. El cambio climático provoca grandes contradicciones en el sistema capitalista, es difícil compatibilizar capitalismo y la lucha contra el cambio climático.

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Hoy sabemos, gracias a la ley de transparencia informativa de los Estados Unidos (Freedom of Information Act), cómo transcurrió todo. Cerca de un millón de documentos, disponibles en abierto en Internet, muestran el engaño masivo que la industria del tabaco consiguió (2). Porque ellos, los que tenían interés en ello, lo sabían. Y lo sabían sin lugar a dudas. Con el cambio climático han hecho lo mismo, pero mejor y más masivamente todavía.
Su producto es la duda

Excelente libro para conocer las actividades de desinformación y de descrédito de la ciencia

Está conectado porque estas actividades de negación, desinformación y contra-información constituyen una industria por si misma, como demuestra, por ejemplo, Damian Thompson en su obra ‘Counterknowledge’ (3). Lo está, porque esta industria hace uso de un conjunto de elementos que a todos nos abarcan, y lo hacen sabedores, como son, de que no somos conscientes de los mismos y de que, frente a ellos, reaccionamos como autómatas. No es una cuestión ni de cultura ni de inteligencia. Funciona con todo el mundo, salvo que esté usted algo escarmentado y las pueda ver venir. Y aún así somos frágiles y estamos expuestos[1]. Son maestros en el arte de usar este hecho para sus fines, no reparan en medios y son muy, pero que muy eficaces.

(Puedo asegurarle que toda mi vida he huido de las teorías conspirativas. Ya no. Habiendo conocido esta en detalle y extensión hasta que la evidencia acabó venciendo mi resistencia, nada me indica que no pueda haber más).

He pasado años analizando el fenómeno con criterios lo más rigurosos que me ha sido posible. Le presento, por hoy, un resumen de los ‘fallos’ cognitivos que todos acarreamos y que nos impiden una comprensión cabal de lo que está ocurriendo. Precisamente, muchos de ellos son aprovechados, de forma magistral, por las habilidosas agencias de comunicación. De modo que conviene estar al tanto.

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Otro de los componentes emocionales más arraigados tiene que ver con la religión. Señalaré dos religiones muy al uso: la creencia en el Dios protector y benefactor y la creencia en otro dios, el dinero, y en particular la certeza que algunos parecen albergar, curiosamente de buena fe, en la supremacía del libre mercado como la solución a todos nuestros problemas políticos, sociales y económicos.

Comenzaré por el segundo. Yo he detectado atributos realmente religiosos en las personas que creen en el liberalismo económico y el estado mínimo. Es tanta la evidencia de que ha sido este sistema político, reforzado a partir de los años 1970 en los Estados Unidos – y que ha llevado a los demás a seguir rueda para no perder competitividad, a pesar de la tímida resistencia socialdemócrata – el que nos ha llevado hasta este punto de ignición, que me considero incapaz de comprender que alguien pueda seguir defendiendo de buena fe su continuidad y expansión. Por este motivo califico de religiosa su actitud, calificativo que en muchos casos resultará en exceso benevolente.


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La psicología conoce muy bien las denominadas ‘fases del duelo’. La primera es la negación. Frente a noticias de pérdida importante, la primera reacción de la mente es la negación: ‘imposible’. Tal como se presenta ahora el panorama, la pérdida no es sólo humana, no sólo es material. Incluso puede ser que se pierda el futuro. Ha de ser imposible. Quien así lo anuncia, o está equivocado, o está loco, o tiene un programa político oculto.


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Los debates sobre si dar a conocer la cruda verdad o suavizarla han sido muy intensos entre la comunidad científica, los científicos sociales y los comunicadores. Se argumenta, no sin motivo, que una alarma sin un plan de acción promueve un efecto paralizante. Este diálogo no ha concluido y, en todo caso, el marco en el que se produce es móvil, en la medida de que las condiciones del entorno evolucionan: a cada día que pasa, las noticias son peores. Y muchos de quienes antes pedían moderación, ahora se inclinan ya por hacer sonar la sirena todo el día y llamar a rebato. Es necesaria una movilización general, inclusiva, que permita la colaboración de todos. Yo me apunto a esta línea de pensamiento.

En mi opinión, los acontecimientos son de tal gravedad que es preciso contar la verdad, y orientar los esfuerzos colectivos a movilizarnos en favor del desarrollo de un plan creíble, viable, participativo y de alcance mundial. Dudo mucho que la conferencia de Cancún

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#8 S has visto como está chernobil y como la naturaleza campa a sus anchas, por mucha radiación que haya, a un mundo postapocalítptico le va de puta madre si solo hay 5 o 6 humanos vagando por él.

editado:
Ejemplo: https://www.ecestaticos.com/image/clipping/557/418/0a3ea4ca5b32b2d02096ddc945bca395/la-catastrofe-nuclear-de-chernobil-centra-la-programacion-especial-historica-de-dmax.jpg

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Puede que el cambio climático ayude a la humanidad avanzar unida. Después de la tercera guerra mundial, claro.

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#2 humanidad avanzar unida

me imagino a un grupo de 5 o 6 personas vagando por un mundo postapocalíptico