Es obvio, a juzgar por los diferentes posicionamientos, derivas internas y sobre todo ausencia de actividad en contra del voraz capitalismo verde, que las cinco organizaciones ecologistas más importantes en nuestro país tienen un problema con el desenfoque de campo, y que las fotografías que obtienen no son más que postales baratas de kiosco, tanto es así que hoy por hoy llamarse ecologista contiene el riesgo de acabar siendo nombrado de otra manera poco agradable, pues la autoridad moral con la que pretenden imponer la falacia energética se...