¿Cuál es el problema? Para estos llaniscos, que forman partes de familias que han recogido ocle de generación en generación, el problema radica en la falta de control durante la campaña de arranque en el mar, que llevan a cabo los barcos pesqueros, con buzos, desde que lo autorizó el Principado de Asturias en 2017. Los del ocle de arribazón, que son los que recogen en las playas, apuntan a que en todos estos años no se han dejado descansar de los campos, “se arranca año tras año en los mismo puntos y así es imposible que se regenere”