Desde hace pocas horas no dejo de recibir impactos de lo malvado que es Facebook desde los tradicionales altavoces de la radio, la televisión y la prensa escrita. Todos los medios de comunicación se rasgan las vestiduras acusando a la red social sin rubor alguno, alargando el nervioso dedo acusador para señalar que han influido, como si ellos no estuvieran intentando hacer lo mismo desde que Marconi, Baird o Gutenberg pusieron a su disposición los soportes que hoy explotan.
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Lo que subyace es una guerra abierta contra las redes sociales y todo canal de comunicación alternativo; A los medios y sus amos les jode mucho el haber perdido el control absoluto sobre los discursos oficiales y fraudulentos; ansían recuperar de nuevo el monopolio de la información y el control sobre esa opinión publica a la que tanto desprecian.
Cierto. Pero los medios ahora ya no engañan a nadie. Todo el mundo sabe que su negocio es apoyar políticos a cambio de subvenciones. La novedad estaría en que un servicio aparentemente inocuo y ajeno a la politica como facebook lo hiciese. Pero no es el caso. Facebook se dedicó a recabar y vender datos, que es su negocio. Y esos datos llegaron a manos de alguien que los usó para algo distinto a vendernos productos. Ese es el escándalo.