En otras circunstancias, la cena de Iglesias y Junqueras en Barcelona, el día 26 de agosto, tras la manifestación contra los atentados del 17-A, podría haber pasado como un episodio sin mayor trascendencia. No parece una transacción ni limpia ni oportuna. Tampoco transparente. Cuando los secesionistas lanzan al Estado su peor desafío, no resulta estético (ni ético) que el dirigente de la tercera fuerza parlamentaria española cambie cromos con el secesionismo y que ambos urdan la posible defenestración del jefe del Gobierno.
Comentarios
Iglesias va en caída libre y encima siempre tendrán sus enemigos políticos el comodín de la financiación de Venezuela y sus dineros en paraísos fiscales
El confidencial hablando de ética, apaga y vamonos...
Pablenin es un "one hit wonder", aquellas elecciones Europeas del 2014 , su auge como "el coletas", el 15 M. Todo eso pasó y ha ido mostrando su pésimo sentido de la estrategia política.