Quién le iba a decir allá por 2011 a los tunecinos, los libios, los egipcios o a los sirios que su mundo en los próximos meses estaría patas arriba, y que unos pocos años después en sus países habrían pasado cosas impensables hasta entonces. Los sucesos de hace seis años, optimista y prematuramente denominados “Primaveras árabes”, que se suponía seguirían escenarios de transición democrática, derivaron en abruptas caídas del poder, golpes de estado y cruentas guerras civiles.
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¿Qué vendrá después? ¿La primavera árabe? ¿El verano árabe? ¿El otoño árabe?