Hace 7 años | Por --297311-- a vilaweb.cat
Publicado hace 7 años por --297311-- a vilaweb.cat

«Pueden intentar lo que quieran, pero ahora ganar ya sólo depende de nosotros, de nuestra firmeza, de nuestra calma, de nuestra seguridad, de nuestras sonrisas»

Comentarios

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Pueden hacer
lo que quieran conmigo
y yo nunca nunca nunca..
voy a olvidarteeee

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#3 L'Estaca de Lluis Llach

ikipol

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#6 mmm... pues no. ¿y a ti? ¿lo que te aburre es el Reino de España o tu vida?

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#0 sobretodo depende de vuestra sonrisa.... lol

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#4 En serio, ¿No te aburres del Reino de España?

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#4 Y de comer sano

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Traducción

El día 15 de enero de 1978 por la mañana una manifestación convocada por la CNT recorrió Barcelona. Era para oponerse a los pactos de la Moncloa, firmados hacía poco, en que la mayoría de los sindicatos de clase habían aceptado de sentarse junto al gobierno nacido de la transición. Entre los sindicatos importantes que no aceptaban aquellos acuerdos, la CNT era el principal.

Terminada la manifestación, alguien lanzó cócteles molotov contra el restaurante y sala de espectáculos Scala, en el chaflán de Consell de Cent y paseo de San Juan. De resultas de aquel lanzamiento, se prendió fuego en el edificio, el incendio lo destruyó y causó la muerte de cuatro trabajadores. Inmediatamente, el gobierno español acusó la CNT de terrorismo, acusación reforzada por la mayor parte de la prensa y aceptada acríticamente por la mayoría de partidos democráticos. Detuvieron varios militantes de este sindicato, que, tras un juicio lleno de irregularidades, fueron condenados a diecisiete años de prisión. El atentado truncó la progresión de la CNT en Cataluña, gracias a una campaña de criminalización como no se había visto nunca. Ya no se recuperó.

Pero todo fue demasiado extraño. Los peritos, por ejemplo, demostraron que había azufre en zonas del local donde era imposible que hubieran llegado los cócteles molotov y el edificio fue derrumbado de una manera precipitada y anormal antes de que los forenses el pudieran inspeccionar. Tres años después y con mucho trabajo, se pudo demostrar que el atentado había sido dirigido y preparado por un confidente que estaba a las órdenes de la policía española, de nombre Joaquín Gambín. Gambín finalmente fue condenado a cuatro años de prisión y cuatro años más por otro caso, pero medio año después de ser dictada la condena ya estaba en la calle, en libertad provisional.

Aquellos años de la transición fueron llenos de casos extraños, de movimientos y situaciones incomprensibles, o bien únicamente comprensibles para el efecto deseado: erradicar los movimientos opositores a los pactos entre el franquismo y los partidos democráticos moderados. El estado demostró entonces que, si era necesario, era capaz de hacer cualquier cosa para arruinar sus adversarios políticos, incluso sirviéndose del terrorismo, como se probó y se demostró años más tarde con los GAL.

Pero antes, gracias al caso Scala, aprendimos que una acción en teoría muy radical y rompedora podía ser en realidad un instrumento represivo en manos de la reacción, una trampa planificada milimétricamente. Y también aprendimos que importaba muy poco que la verdad llegara finalmente, porque el efecto ya se había conseguido: la CNT dejó de ser un gran sindicato por culpa de una acción planificada y ejecutada por un confidente de la policía.

Ahora la aprobación del presupuesto de la Generalidad y posiblemente también la importante reacción internacional contra el juicio del 9-N ha causado mucho desazón en Madrid. En Madrid y también en aquella Barcelona que quiere impedir la independencia como sea. Ven que, de opciones, ya les quedan muy pocas: la gente no se asusta por las amenazas, el gobierno se mantiene firme en la decisión de convocar el referéndum, las posibilidades de detener el proceso por la vía judicial son cada vuelta más poco creíbles y aquella idea que tenían que al final estaríamos solos contra la comunidad internacional ya no se la tragan ni ellos.

Supongo que es por todo ello que estos últimos días algunos políticos y medios españolistas han comenzado a atravesar una barrera muy delicada e importante: afirman que en Cataluña se ejerce la violencia contra los no independentistas, para tratar de fabricar un tipo de caso Scala del nada. El lamentable espectáculo de la fiscal jefe de Barcelona asegurando que habían pasado cosas que el vídeo de los hechos desmiente rotundamente es muy grave, pero también extraordinariamente significativo.

Es normal que la gente s'indigne cuando ve la actuación de esta señora. Pero precisamente porque la cuestión es tan grave, creo que sería bueno que todo el mundo tuviera muy en cuenta tres factores.

En primer lugar, que no se puede dar ninguna excusa a los que querrían que la violencia estallara para poderla utilizar contra nosotros. Ni la más pequeña. Ellos no necesitan, de excusas: manipularán tanto como haga falta y si es necesario, como último recurso, fabricarán un caso. Pero precisamente por eso es muy importante que nadie les facilite la tarea en ningún sentido. Políticamente, no hay necesidad de decir ni una sola palabra sobre esta señora. Ni que calificarla. No saca hacia nada aludir en piulets poco pensados a su físico y mucho menos a su estado mental. No ganaremos el referéndum gracias a ninguna injuria ni, mucho menos, gracias a ninguna descalificación aparentemente encendida. Esto no va así. De modo que, por favor, medir cada palabra que diga, cada cosa que escribe e incluso cada mirada que haga. Antes de hacer nada, piense si en realidad no les haga un favor. Están acorralados al fondo de la cueva, sin ningún plan mínimamente creíble. No les facilite la evasión alimentando la última esperanza que los demás. El segundo elemento a tener en cuenta es que hay batallas estériles en que es mejor no entrar. El estado juega sucio y jugará más sucio aún; estos días lo vemos de sobra. Unos aguantamos las mentiras evidentes, la operación Cataluña y los juicios pre-fabricados, mientras los demás duermen tranquilos aunque se vaya revelando su papel en la confección de pruebas falsas. Pero no se sulfure por eso ni os esfuerces más de lo razonable para que brille la verdad. Está claro que tenemos que denunciarlo, evidentemente que debemos aportar tantas pruebas como podamos para documentarlo. Pero no necesitamos convencer de nada a los que no quieren ser convencidos. Ahora ya no. Una parte minoritaria de la sociedad catalana y seguramente la mayoría de la sociedad española no quieren ver la realidad a ningún precio ni por nada del mundo, de manera que no perdamos tiempo ni energías, pero sobre todo no nos sentimos en modo provocados por la su opacidad. A nosotros ya sólo nos importa mantener a esta parte del debate la mayoría de la sociedad catalana y seguir ganando puntos ante la opinión pública internacional. Y el tercer elemento a retener. Si hemos llegado hasta aquí, mal que bien, todos sabemos que ha sido gracias a varios factores que han marcado la diferencia: hemos puesto argumentos y más argumentos sobre la mesa, nos hemos cargado de razones con mucha paciencia, hemos sumado y sumado y sumado obsesivamente sin pedir a nadie de dónde venía ni qué había hecho antes, nos hemos dado las manos no tanto como quisiéramos pero sin dudar cuando ha sido necesario y hemos sonreído una y otra vez y otra vez. Pues bien, estos próximos meses necesitaremos todo ello más que nunca y necesitaremos además unas dosis de unidad y seguridad en nosotros mismos superiores a las que hemos sostenido hasta ahora. El momento es grave y los errores que hemos cometido en algunas otras ocasiones, sobre todo el exceso de partidismo anecdótico, ahora lo podríamos pagar muy caro. Tendremos que aguantar mucho. Pero sabemos que es el momento final, con fecha de caducidad en el calendario, y que los fuertes somos nosotros, que somos los que hemos girado el país como un calcetín en cinco años, ante su evidente desesperación. Ellos pueden intentar lo que quieran, pero ahora mismo, desde el 27-S, ganar ya sólo depende de nosotros, de nuestra firmeza, de nuestra calma, de nuestra seguridad, de nuestras sonrisas y de nuestro acierto. Por eso ellos se revuelven tanto, por eso sueñan que nosotros nos equivocaremos y les daremos el aire que les falta y por eso nos provocarán un día y otro y otro más. Seamos conscientes y actuamos en consecuencia.