Pero también hay que agradecer la gran cantidad de pruebas documentales aportadas por los propios agresores fascistas que, para satisfacer su ego y por su "gesta patriótica", difundieron profusamente en sus redes sociales cantidades ingentes de imágenes y vídeos que están ayudando a identificar a los autores.
Hay que ser rematadamente imbécil para ser un fascista, así que es de cajón que fueran tan rematadamente imbéciles para subir ellos mismos a internet las pruebas que les inculpaban.
Hay que ser rematadamente imbécil para ser un fascista, así que es de cajón que fueran tan rematadamente imbéciles para subir ellos mismos a internet las pruebas que les inculpaban.