Demasiadas preguntas y cuestiones profundas martillean a nuestro régimen político. La sociedad se despereza ante una crisis institucional imposible de disimular y comienza a pensar más allá de falsas etiquetas. La falta de respuestas por parte de la clase política y de los medios de masas, cortesanos del reino, provocan que se redoblen de forma exponencial esas cuestiones. Lo que antes era normal y aceptado, como refrendar listas de partidos para que estos decidan y gestionen nuestro voto a su conveniencia, ahora se empieza a poner en duda.
Comentarios
El tiempo. Menudo chaparrón ha caído esta mañana.
Algo ha cambiado, aunque no hay la suficiente inercia para llamarlo cambio.
Pero, si queremos cambios, también se harán.
Lo que sea con tal de que todo siga igual.