Todo estaba listo para que la oficial de la Armada asumiera un nuevo cargo que habría culminado una carrera ya de por sí distinguida, lo que la convertiría en la primera mujer al mando de un comando de Guerra Naval Especial, supervisando a los SEAL de la Armada. Considerada la mejor clasificada para el ascenso en su promoción, recibió un Corazón Púrpura tras resultar herida en un ataque con un artefacto explosivo improvisado durante una misión de combate en Iraq. Posteriormente, se convirtió en la primera mujer en servir en el Equipo SEAL