Lugares como las Chorreras del río Cabriel, un conjunto de pozas de agua cristalina en la provincia de Cuenca, son el emblema que defienden las regiones de interior para hacerle frente al invencible turismo de sol y playa. Pero, ¿Qué pasa cuando el turismo hace más daño que bien a zonas naturales que los lugareños llevan años atesorando? “Teníamos un problema enorme de masificación”, recuerda Sergio de Fez, el alcalde de Enguídanos, localidad cercana al paraje natural.
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Ayer mi hija, una adolescente, me habló de este sitio. Le apareció en un tiktok en el que salía una lista de sitios bonitos de España, entre ellos este.
Casualidad que el primero de la lista era otro lugar, que conozco muy bien, que, aunque sigue siendo precioso, no es ni sombra de lo que fue cuando yo era niño. La difusión en medios, la masificación y el hacerlo accesible, han acabado convirtiéndolo en un escenario para instagramers y domingueros, con plataformas de madera para hacer la mejor foto.
Al menos, en los últimos años, ha mejorado algo el tema de la masificación y se han limitado los accesos diarios, pero hace pocos años había épocas en semana santa, verano y otoño, que eran una locura, incluso atascando los accesos a los vecinos del pueblo.