#27 Sep. Pero no se puede gritar, ni siquiera a un crío (que es lo que yo era para él). No son maneras. Lo que pasa es que este hombre no explicaba nunca lo que quería. Desde el primer día me gritó. Me mandaba hacer algo, cuando lo terminaba, me lo deshacía a gritos y lo hacía él de nuevo. Desde mi punto de vista, le quedaba incluso peor que a mi. Era todo muy extraño. Pero sí, por supuesto, me podía haber echado antes y haberme ahorrado a mi la mala hostia.
* Mi interpretación: se desahogaba gritándome.