Con esas declaraciones debo entender por tanto que yo, sin que me guste su música, tengo que pagarle lo que quiera que se meta por la nariz cada vez que compro un CD para grabar las fotos de mi último viaje o una memoria USB para mis trabajos de clase. Eso no es de caraduras, ¿no?
Si lo consideran esencial, ¿por qué dejan que las telecos intenten acabar con él?