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Un nuevo asalto de la Junta de Castilla y León al patrimonio de todos y al futuro de la región.
Hay varios metodos para conocer la temperatura de épocas pasadas. Para épocas históricas, el más sencillo es el recurso a las fuentes, ya sean estas escritas, referencias directás a condiciones ambientales, o arqueológicas. Más allá, se puede utilizar el crecimiento diferencial de los anillos de los árboles para observar tendencias de años secos, húmedos, cálidos o fríos. Aunque pueda parecer poca cosa, en zonas la secuencia ha podido remontarse hasta más alla del año 10.000 a.C.
Incluso es posible llevar el estudio de las paleotemperaturas más allá, con el estudio de los restos de foráminiferos, en cuyas conchas la fijación de oxigeno varía dependiendo de la temperatura.
Es cierto que las oscilaciones de temperatura se han registrado a lo largo de toda la Historia del planeta, y han supuesto cambios fundamentales en la morfología de la vida en la Tierra. El problema, es que el cambio que estamos viviendo, asociado científicamente a la actividad humana, está siendo tan veloz que las posibilidades de una adaptación rápida a él son ínfimas.
Eso sí, el que hizo la gráfica se lució. Liosa, confusa, y farragosa.