He ido muchísimas veces a Alemania desde hace 35 años y siempre me ha pasado lo mismo: allí encuentro fruta española super buena y de mejor calidad y más barata, que la que puedo comprar por aquí. A ver, quién me lo explica. Encima tengo que oírles a algunos alemanes que les parece cara.
Pues les podían dar clases de ordenación de cables a los japoneses. Sus calles son horrorosas y antiestéticas, llenas de cables chapuceramente puestas y colgadas de cualquier manera. Increíble en una cultura como aquella, en que el orden, la estética, lo bello, la sencillez y la belleza tipo zen está por todas partes.