De cómo entre Atrápalo.com e Iberia me jodieron las vacaciones, me torearon, me mintieron y me hicieron cabrear para acabar perdiendo dinero y sin posibilidad de reclamar...
No es oro todo lo que reluce en la web 2.0. No sólo se trata de hacer las cosas bien y bonitas, además tienen que ser verdaderas. Si el contenido sobre el que se construye una Web no es de calidad, ¿de qué sirve lo demás?