Siguiendo su argumento, la bomba nuclear es también un don de Dios...

Lo que hace la Iglesia se llama responsabilidad social corporativa. Es una técnica de relaciones públicas que consiste en crear para la empresa un entorno favorable en el que ejercer su negocio. Son muchos los bancos, cajas de ahorro, cadenas hoteleras y empresas energéticas que destinan recursos a este tipo de actuaciones para mejorar su imagen de cara al público.

La iglesia, dando algo de comida o ropa a la gente que la necesite, no hace más que dar una pequeña limosna si lo comparamos con las ganancias netas que tienen cada año. Más pensando que la Iglesia es una corporación que tiene acciones en Bolsa e inversiones en las famosas Sicav. Sin contar los beneficios que sacan de los colegios concertados (y sus donaciones mensuales voluntarias obligatorias).

Claro está, mejor hacer poco por las personas que no hacer nada.

En Palma nos cerraron el único bar donde preparaban bien la absenta verde: una copa, una cuchara aguantando un terrón de azúcar, tirando un poco de absenta por encima, prediéndole fuego al terrón para que se desiciera el azúcar, y después echando el resto de absenta. El resultado era un líquido verde blancuzco. Todo acompañado por una botella de agua y sus cacahuetes. Entraba fácil, pero quemaba de lo lindo después. El resto de bares lo sirven en chupitos y está asqueroso.

Seguirá dando caña allá donde haya ido, de eso no hay duda. Nunca olvidaré el bolo que hizo en Palma en 2004. Pequeño en estatura, pero un gigante en el escenario.