M

#5 ... pues si, para eso vale ... y a juzgar por el cabreo que han cogido los judios yo diria que para algo mas, ... a lo mejor para que EEUU el matón del grupo y jefe del eje del mal pueda algun dia reconocerlo tambien.

Disiento

#2 Lilith fue la primera mujer y Eva la primera esposa. Una tenía que ser "mala" para que la otra fuese "menos mala".

AcidezMental

#10 Lilith ha vuelto de manos del progresismo y reclama su lugar.

MiguelDeUnamano

Una vez más 2 aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para soltar que "ideología es lo de los demás, lo mío es sentido común".

woody_alien

#2 No, lo que hacen es omitir datos, su libertad no es la misma en la que podemos pensar los demás, libertad a secas. Su libertad es: libertad para delinquir, libertad para usar todos lo medios a mi alcance para mantener mi estatus, libertad para chafar la libertad de otros.

Feindesland

#1 Viajaba el otro día en la línea 6 de metro (una vez más) cuando entró un buen hombre al que estuve a punto de cederle el asiento. Menos mal que no lo hice. Cuando reparé con más atención en su apariencia, en su rostro, en su pelo y en sus manos, me di cuenta de que a lo mejor esa persona que me había parecido un anciano tenía apenas diez años más que yo (39+10=49). Su pecado era esa combinación de camisa de rayas azules, pantalones de pinzas y zapatos de outlet que le echan una generación encima a cualquiera. Imagínese que la primera persona que te cede su asiento es alguien de tu propia quinta. La escaramuza suburbana me recordó algo que llevo tiempo pensando: qué difícil es adivinar la edad de la gente últimamente. Tesis: entre los 25 y los 65 todo el mundo es igual. O, al menos, no es tan distinto, gracias a los milagros de la homogeneización estética. Hoy no es nada raro encontrarte a alguien con más de sesenta años con pendientes, tatuajes o llevando la misma ropa que sus hijos (¡o nietos!), algo que habría sido impensable hace apenas un par de décadas. Aquí todo el mundo lleva bambas, camiseta y gorra tenga la edad que tenga. Los bebés y los ancianos visten igual. En parte se debe a que los hombres hemos empezado a plegarnos a la dictadura de la imagen como las mujeres llevan haciéndolo siglos. Pero también la moda femenina aspira a preservar esa juventud eterna que es el principal signo de nuestra era y que consiste en que desaparezcan todos los rasgos asociados con el envejecimiento. Calvicie, malos dientes, arrugas, partes del cuerpo flácidas, pero también prendas que ahora solo se llevan o irónicamente o como parte de un disfraz. Como resultado, todo el mundo se parece un poco. Lo que ha dejado de existir son los Tato Abadía del mundo, que a los 24 aparentaba más de 40 y lo que abundan son los Héctor Bellerín: ambos tienen bigote —uno bigotón, y el otro bigotín—, pero uno era un padre y el otro, tu hijo. Aunque parezca que eso tira por tierra mi teoría, muestra que todos aspiramos al mismo modelo de jóvenes guays eternos y, a poder, ser, guapos. Ya habrán visto la habitual comparación entre Brad Pitt a sus sesenta años y casi cualquier otra persona con su misma edad. Hoy todos aspiramos a ser un poco como Brad Pitt.

Pero hay algo más allá de la apariencia física. Por primera vez, me está pasando que me echan menos años de los que tengo, y tristemente, creo que no es porque me conserve especialmente bien. Creo que la clave se encuentra también en nuestros estilos de vida, en los que la edad cronológica no es tan determinante porque cada vez más personas vivimos como posadolescentes. Me echan menos, tal vez, porque estoy en lugares donde no se me espera a mi edad —conciertos, bares, eventos varios—, porque frecuento compañías más jóvenes —ahora soy el mayor en muchos grupos cuando antes era el más pequeño— o porque tengo gustos que no me corresponden —el último de Olivia Rodrigo está muy bien, en serio—. Veo las fotos de mi padre cuando se casó y, físicamente, es exactamente igual que yo, incluso más delgado y con más pelo, pero está claro que él es un padre y yo no. Él nunca habría llevado unas Adidas Superstar y yo no tengo intención de dejar de llevarlas. Ni de coña se habría puesto una camisa de flores. No se trata solo de una cuestión genética. A mi edad, él ya llevaba cuatro años aguantándome, y eso es mucho aguantar.

En un momento en el que todos nos parecemos cada vez más y se dejan notar menos los efectos del envejecimiento, calculamos la edad ajena a partir de una ecuación entre nuestras costumbres vitales y su forma de desenvolverse. Hay un puñado de hitos vitales que se reflejan en nuestro comportamiento y que permiten guiarnos para distinguir la edad de alguien: tiene más o menos dinero, tiene pareja o no, tiene hijos o no, está separado o no. Pero en determinados ámbitos, como los espacios de ocio donde todas esas características se diluyen, resulta casi imposible adivinar con exactitud cómo de viejo o de joven es alguien, aunque haya señores con camisetas de equipos de fútbol que cantan demasiado. Ni siquiera esos hitos vitales resultan decisivos. Una vez charlé con el compañero de El País Sergio Fanjul sobre esos padres que no parecen padres —como él, me atrevería a decir— después de descubrir que otro compañero a quien no le suponíamos descendencia tenía hijos mayores. No parecen padres porque se visten igual que a los 20, llevan la misma ropa, las mismas patillas, el mismo pelo y las mismas zapatillas, y además, un estilo de vida muy parecido al que tenían antes. Gracias a ellos ha emergido esa industria de eventos "para adultos con niños", como los conciertos de grupos de rock tocando sus canciones con guitarras acústicas y en horario vermú… para que a los padres no se les note la edad. Al otro lado del espectro, para complicarlo todo más, se encuentran las personas que parecen mucho mayores de lo que realmente son, y que aún existen, tal vez por comparación con la epidemia de lozanía que nos azota. Pero ya no son esos ancianos prematuros cuya piel ha sido castigada por el viento y el sol y cuyas vidas han sido golpeadas por los pesares y la agonía, sino que suelen pertenecer a un nivel socioeconómico alto. Vaya, son pijos, y suelen llevar su camisita, su pelito, sus pantaloncitos chinos y sus zapatitos. El envejecimiento como signo de prestigio.

Perdón por el prejuicio ideológico, pero es el prototipo de José Luis Martínez-Almeida (49 años) o Teodoro García Egea (39 años). No hay problema: su conservadurismo ideológico se traduce en su resistencia a adaptarse a la vestimenta, los peinados y la moda de la eterna juventud. En ese sentido, también hay una reacción pija que se reafirma identitariamente en ciertas formas estéticas que responden a cierta idea de lo tradicional. Parecer viejo es también una forma de rebeldía, tal vez inconsciente. Una resistencia ante la aceleración juvenil.
Un buen día eres joven y al siguiente te mueres
Esta incapacidad de situar a los demás en una edad determinada y, por lo tanto, en una etapa de vida concreta, es el reflejo de unas vidas cada vez menos articuladas por la narración que suponían los hitos vitales. Una amiga se quejaba esta semana de que tenía la sensación de que toda su vida desde su infancia había sido un continuo sin fases ni etapas, y es un sentimiento compartido entre los menores de 40. Pero ¿acaso no ha sido siempre así? ¿No era nacimiento, trabajo, matrimonio y muerte? ¿Qué ha cambiado? Quizá la diferencia se encuentra en que ahora hay muchos más intereses que conspiran para que no demos carpetazo a ciertas fases de nuestra vida y podamos solapar todas. Es decir, ser al mismo tiempo niños, adolescentes, adultos y ancianos y poder consumir todo lo que corresponde a cada grupo de edad. Algo que también se refleja en nuestra apariencia. ¿Cuándo dejamos de llevar deportivas? Nunca. ¿Cuándo empezamos a calarnos la boina, el paso inmediatamente anterior a la muerte? Nunca. ¿Cuándo vas a ser un adulto? Jamás.
El gran sueño del capitalismo es que todos seamos jóvenes eternos, situados en algún lugar entre los 25 y los 99 años. Es decir, ser siempre adultos con poder adquisitivo y poco miedo al futuro, el target comercial perfecto, obsesionados tanto con nuestra apariencia que estamos dispuestos a pagar lo que haga falta para detener el tiempo. No dejamos de consumir productos culturales, ni ocio, ni experiencias, y por eso pronto va a haber un parque de bolas en cada rincón de España. Por eso proliferan los adultos Disney: porque ya no solo no está mal visto que te guste lo mismo que te gustaba cuando tenías diez años, sino que se considera parte de tu identidad. Un valor positivo. El cielo es de aquellos que pueden consumir cualquier cosa a cualquier edad.
Últimamente, me dicen mucho que por qué no me hago un tatuaje o me pongo un pendiente y yo respondo que sí, hombre, lo que me faltaba. Ser viejo desde joven te concede un aura de inmortalidad y atemporalidad que estoy perdiendo. Es el mejor remedio contra el envejecimiento. Miren a los grandes actores que siempre parecieron mayores y por eso no envejecieron, como Alfredo Landa o José Luis López Vázquez. O Robert Duvall, que era viejo cuando apareció en la primera parte de El Padrino hace más de medio siglo y sigue siendo viejo ahora. Ser joven requiere mucho esfuerzo, cuesta dinero, cansa. ¿Ser viejo? Es elegante, eterno y rejuvenecedor.

AcidezMental

#3 gracias

Globo_chino

#3 También depende mucho del tabaco que causa un envejecimiento prematuro por la destrucción del colágeno y otros tejidos (También la exposición al Sol, el alcohol u otras drogas, la falta de sueño, etc)

La gente ya no fuma tanto, aunque siguen en algunos sectores.

arturios

#3 Una tesis interesante, pero creo que no es cierta, lo que pasa es que antiguamente jóvenes y viejos vestían exactamente igual, sólo hay que ver los cuadros costumbristas de principios del siglo XX, luego llego la rebeldía a partir de los '60 (mediados de los '70 en España) y era muy fácil distinguir viejos de jóvenes, pero los jóvenes de entonces somos los viejos de ahora, no vamos a llevar pinzas u otras prendas de nuestros bisabuelos, así que volvemos al principio.

Meneacer

#3 Te ha fallado la perspectiva histórica. Vestir igual a los 20 años y a los 70 siempre ha sido lo normal. Nadie se calzaba una boina cuando llegaba a los sesenta, ya la llevaban en su época a los 20. Lo que ocurre hoy en día es que la moda no cambia tan radicalmente entre generaciones, pero eso tiene más que ver con la globalización, que con los dictados de la moda. Los que llevan hoy boina no tenían gorra a sus 20. Cuando llegaron las gorras eran guay porque las llevaban los americanos en las películas y encima eran más baratas. Ahora vienen de China y son aún más baratas. Pero los que ya tenían boina les parecerían de mamarracho. El cambio de modas radical que forzó la gñobalización no se ha vuelto a repetir.

m

#3 tu padre te tuvo con 35 años q está bien el mío con 23 yo a mis hijas las he tenido con 37 y 43 años y veo a mi padre q a los 43 años yo me iba de casa y a vivir.y yo a los 43 cambiando pañales , también te digo q a los 50 sigo vistiendo igual q a los 17 camiseta heavy vaqueros y converse

I

Para mí, que el CIS no pregunte sobre la monarquía, o mejor dicho, que el CIS no publique nunca el resultado de una encuesta limpia a la ciudadanía sobre esta cuestión, es la prueba más clara de que la mayoría de la población prefiere la república.

Esto de que el CIS no pregunte sobre la monarquía es otra manifestación del amor que la monarquía tiene por esa democracia a la que Felipe VI le gusta tanto defender en sus discursos navideños, desde su cargo regalado sin esfuerzo ni filtro democrático.

Además, si el CIS realmente considerase que el hecho de que la población declare que la monarquía no está entre sus principales problemas fuera implicativo de que la mayoría de la población prefiere la monarquía a la república, entonces el CIS no debería tener ningún problema con preguntar abiertamente a la ciudadanía si prefiere la monarquía o la república, pues saldría ganando la monarquía, cosa que beneficiaría mucho a la monarquía. Es decir, que ni el CIS se cree sus propias argucias.

Además, cuando la ciudadanía declara que sus principales problemas son el desempleo, la precariedad, la pobreza, etc... está implícitamente declarando que la monarquía es su principal problema, porque la monarquía es el régimen en cuyo seno se producen esos problemas, y por tanto la monarquía es el régimen causante de esos problemas.

La constitución del 78 no sirve para demostrar que los españoles prefieran la monarquía a la república, porque la alternativa a la constitución del 78, es decir, lo que resultaba de no aprobarla, no era la república. (Era la monarquía absoluta). Es decir, en el 78 los españoles eligieron la opción más democrática o menos antidemocrática que se les permitió elegir, monarquía parlamentaria sobre monarquía absoluta.

Y recordad que un cargo público que se puede decidir por apellido en vez de por mérito y capacidad es un cargo público cuya utilidad consiste en ser inútil.

A seguir votando monarquía y poniendo medallas a Leonor con vuestros votos y con el dinero de la comida y del futuro de vuestros hijos.

Autarca

#7 #8 Seguid votando monarquía

Si se pudiese votar en contra de la monarquía, no nos dejarían votar.

Si, podemos votar a partidos que prometen cosas, pero son solo eso, promesas.

Caravan_Palace

#8 y qué opinas de los que hacen nacer a sus hijos en la pobreza?

G

#16 Qué alegría me da no ver más el mismo comentario "off-topic" una y otra vez dentro de estos foros lol

s

Otra vez los Borbones, los negocios de familia y el silencio de la prensa. Buen artículo de el diario.es

Disiento

Leyendo el titular ¿No le falta al término incapacidad el adjetivo laboral?
Debo de ser un mal pensado.

fofito

#2 eso eso,que levante la mano el que no se haya lucrado aprovechando una emergencia sanitaria,o haya cometido un par de delitos fiscales,o realizado obras sin permiso en su vivienda de un millón de euros,o acudido con peluca a los juzgados intentando pasar desaparecido...

r

#9 Que no se te olvide la falsificación de facturas, cosa que todos solemos hacer día sí, día no.

Disiento

#56 no hacía falta buscar palomas ni palomos. Todos los secretos están recogidos solo hace falta comprensión lectora.
Peeeero la hermeneútica es lo que tiene.

woody_alien

#55 Cuadra, los ángeles tienen alas, y las comadres del barrio siempre decían que Ángel estaba hecho un buen pájaro.

Disiento

#56 no hacía falta buscar palomas ni palomos. Todos los secretos están recogidos solo hace falta comprensión lectora.
Peeeero la hermeneútica es lo que tiene.

Disiento

#38 9 meses antes había llegado "un ángel" que le anunció que iba a pasar. Habría que ver al "ángel".

woody_alien

#55 Cuadra, los ángeles tienen alas, y las comadres del barrio siempre decían que Ángel estaba hecho un buen pájaro.

Disiento

#56 no hacía falta buscar palomas ni palomos. Todos los secretos están recogidos solo hace falta comprensión lectora.
Peeeero la hermeneútica es lo que tiene.

malajaita

#20 Me reí mucho cuando me contaron el chiste.
¡Patxi! ¿nos acemos?
Pasaba con dos amigos de y en Bilbao.

s

Irán será superpotencia, con o sin Ayatolás, dará igual eso.

Irán será enemiga, con o sin Ayatolás.

Para que Irán no sea enemiga debe priorizar los intereses de USA sobre los suyos propios. Con o sin Ayatolás.

Y si echan a los Ayatolás no van a ser tan subnormales de priorizar los intereses de USA sobre los suyos.

P.D. no leí el artículo...

Edito: tras leer el artículo pienso lo mismo...

j

#1 - Por qué mató a su mujer?
- Català me subió el IBI veinte euros.
- Pero si usted no tiene ninguna vivienda en Valencia.
- Fascista

D

#10 Bueno apelar a "Tres mil años de historia económica" permite la crítica constructiva, es un poco exagerado. Le quita credibilidad a cualquier argumento, pienso, porque de entrada la realidad económica de la sociedad actual no se parece en nada a la de los años noventa por poner un ejemplo de cambio más o menos evidente, tres mil son demasiados...

bronco1890

#13 No, la realidad económica puede ser distinta pero el comportamiento humano es siempre el mismo. Tampoco son un invento de la nueva izquierda, los controles de precios han sido puestos en práctica por políticos tan poco sospechosos de comunismo como Franco, Nixon o Obian y el resultado siempre ha sido un desastre.
Franco instauró también controles de precios en los alquileres (alquileres de "renta antigua") y el resultado fue que destrozó el mercado del alquiler durante 30 años, beneficiando a unos pocos y perjudicando a la mayoría, hasta que el psoe puso fin a esa ley y permitió que mucha gente accediera a alquileres accesibles precisamente en los 90.
Si quieren solucionar el problema de la vivienda que recalifiquen terrenos y construyan vivienda social, pero eso requiere visión a largo plazo y los resultados llevan décadas, mucho mejor sacar leyes que saben de sobra que no sirven para nada pero dan votos.

Pablosky

#16 Tenemos un ejemplo reciente con las mascarillas o los tests que salió bien, y eso que era un producto con una demanda brutal durante un momento puntual.

Eso sí, completamente de acuerdo con la última frase, si no se construye vivienda social es imposible arreglar nada. La duda que tengo es si merece la pena construir mucho o no con la pirámide de población invertida y la natalidad por los suelos...

onainigo

Como las carencias democráticas de la gente que practica la censura. Y de eso sabes un rato.

aPedirAlMetro

#1 Mucho peor, el fascismo que conocemos tenia un componente social... este nuevo fascismo abraza el dogma liberal.
Nos vamos a cagar como toquen poder.

Quien todavia no entienda que representa este fascismo, que mire a Argentina, para hacerse una idea de lo que hablamos.