El silogismo es el siguiente: si X pertenece a Resistencia Galega (cuya existencia no está probada) entonces su colaboración en Novas de Galiza es una forma de apología del terrorismo, la venta de Galicola es financiación de terrorismo, su afición al deporte es entrenamiento militar para el terrorismo y su afición al tabaco -por su relación con el humo- uso virtual de pólvora con fines terroristas. La pertenencia a una organización cuya existencia no puede probarse convierte todos los gestos de X en una prueba de la existencia de esa organización. En una práctica de contaminación metafísica que recuerda al argumento ontológico de San Anselmo, basta inventarse una “instancia ideal” para que a partir de ese momento todo fenómeno concreto demuestre su existencia real. Esa “contaminación metafísica”, llamada “principio de analogía” o “derecho penal del enemigo”, ha sido utilizada por todas las dictaduras. Por eso mismo es incompatible con el Estado de Derecho y la democracia que dicen estar defendiendo quienes la aplican. Y por eso todos los ciudadanos deberíamos denunciarla, conscientes de que nadie está exento, llegado el caso, de su aplicación
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Decir que Marhuenda es un lameculos no es insultar, es definir..