#33 Con lo cual te sitúas del lado de las grandes corporaciones. Tendré que repetir otra vez el ejemplo:
Un escritor envía un manuscrito de una novela a varias editoriales. Una se lo compra pero baratito, que es un autor desconocido. El autor cobra sus pongamos 2000 euros y según tú se acabó, la novela ya es de la editorial para lo que quiera hacer.
Resulta que es un exitazo, se reedita 50 veces, se traduce a 30 idiomas y vende millones de ejemplares. Tal éxito es que un productor compra los derechos para hacer una película. Por supuesto, el autor de la novela no ve ni un duro porque -según tú- ya cobró por su trabajo, sólo cobra la editorial y saca una pasta gansa.
La peli es otro exitazo y recauda cientos de millones en cines, DVDs, reediciones de DVDs, ediciones de coleccionista y derechos de televisión. Además se crean disfraces, camisetas, muñecos, videojuegos, docenas de juguetes, una serie de animación, campañas en hamburgueserías, chocolatinas, cereales... Y de todos esos cientos de millones, según tú, el autor de la novela, el creador de los personajes y la historia, no tiene derecho a nada porque él ya hizo su trabajo.
La editorial llama al novelista para que escriba dos novelas más. El novelista aprovecha y pide una pasta, claro. Entonces, como la editorial ya es propietaria de la novela y los personajes, pasa del novelista y contrata a otro desconocido que acepta escribir la continuación por el mismo precio que antes o menos. Y vuelve a producir beneficios por cientos de millones, pero ninguno de los novelistas ve ni un duro, que ellos, según tú, ya cobraron por su trabajo.
Los que sí se forran son la editorial Bloomsbury, Warner Brothers, McDonald's... Esos sí, pero el autor, el creador de todo, ese no. Eso es lo que estás diciendo. Ese habría sido el caso de J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, que era una completa desconocida, si las cosas fuesen como tú propones.
En nombre de las grandes corporaciones, productoras, discográficas, editoriales, la RIAA, Promusicae y demás gentuza, muchas gracias, genio.
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No se hizo la miel para la boca de... Nada, nada, perdón.