
Es de conocimiento publico el hallazgo del escudo romano que se exhibió este verano en el British Museum previo préstamo de la Galería de arte de la Universidad de Yale, EEUU. Todos los medios y particulares, antes o después de su reciente exposición han vendido este hallazgo como "el único escudo romano superviviente", lo cual es falso.
Comencemos hablando sobre la historia de su descubrimiento.
Dura Europos fue una ciudad originalmente helenística, conquistada posteriormente por romanos y finalmente por sasánidas. El descubrimiento de la ciudad fue en 1919 a manos de soldados del Imperio Británico, comenzando sus excavaciones en 1922, organizadas por la Universidad de Yale en conjunto a la Academia Francesa de Inscripciones y Letras. El escudo se descubrió durante la 6ª temporada de trabajo entre octubre de 1932 y marzo de 1933.
El escudo —denominado como el n.º 15— y al contrario de la visión del publico general de un hallazgo prístino y milagroso, fue hallado roto en 13 fragmentos. El estado actual es resultado de una fortísima restauración que primó el estado de la pintura antes que la conservación de las medias originales, las cuales serian 66cm de anchura y 23cm de profundidad frente a los 40*30cm actuales.
En arqueología no existe un estado binario: los objetos no se hallan completos o no se hallan. Muchos de los hallazgos de escudos romanos aparecen como pequeños fragmentos del núcleo, tablas o láminas sueltas, o bien como accesorios —apliques decorativos, umbos, asas o cantoneras—. En algunos casos se conservan piezas de mayor tamaño, y solo en contadas ocasiones se han encontrado ejemplares de tamaño casi completo. A veces, lo único que permanece es la huella que el escudo dejó en el suelo.
El grado de conservación no depende del tamaño del hallazgo: pueden hallarse escudos casi enteros en muy mal estado o, por el contrario, pequeños fragmentos excepcionalmente bien preservados. A veces, lo único que permanece es la huella que el escudo dejó en el suelo junto con ínfimos restos físicos.
En cierto grado, es verdad que el escudo n.º 15 es una rara avis, sin embargo no lo convierte en el "único escudo romano superviviente", tan solo en el mejor. Veamos su estado original:
Este fue el estado del hallazgo, recién excavado. Un gran fragmento perteneciente a la mitad inferior izquierda (desde el lado del portador) y con el resto fragmentado en 12 pequeños pedazos. A la derecha ensamblado provisionalmente sobre una mesa.
Pero, ¿qué hay del resto de escudos?
El segundo hallazgo digno de mención es el hallazgo de Fayum, en el cual me basé para un encargo que supuso el puto álgido actual de mi carrera. Este escudo fue encontrado con el núcleo casi intacto, sin fragmentar y sólido. Conserva de forma parcial el recubrimiento original de fieltro, pero tan solo ínfimas trazas de pintura. En cierto modo, su estado de conservación es mejor que el de Dura Europos.
A la izquierda el hallazgo original recién desenterrado, rotado 180º. A la derecha mi reconstrucción.
Otros hallazgos dignos de mención provienen también de Dura Europos. Como podéis adivinar, si el escudo anterior era el n.º 15 es que no era el único. La realidad es que había 21 escudos romanos en total. Ilústremelos:
Escudo n.º 1 "Homérico". A la izquierda el estado actual con parte de su pintura desvanecida. A la derecha la ilustración de la reconstrucción de la pintura.
Escudo nº 2 "amazonomaquia. A la izquierda el estado actual con parte de su pintura desvanecida. A la derecha la ilustración de la reconstrucción de la pintura.
Escudo n.º 3, el escudo del "Dios guerrero". A la izquierda el estado actual con parte de su pintura desvanecida. A la derecha la ilustración de la reconstrucción de la pintura.
Escudo n.º 9, el escudo con mapa. Solo se conserva el recubrimiento de piel pintada.
Fuera de Dura existen una miríada de pequeños hallazgos. Aquí algunos de ellos:
Muestra de varios fragmentos en diferentes estados de conservación. De izquierda a derecha: Qars Ibrim (madera desnuda), Masada (madera con su recubrimiento de lino y pergamino) y Oxyrhynchus (madera, pergamino, pintura)
Esto es solo una pequeña muestra de los hallazgos conocidos, tanto de escudos curvos de contrachapado como planos de tablas. Considero que el escudo n.º 15 de Dura Europos es parcialmente merecedor de la admiración que genera, pero se ha magnificado enormemente el alcance real del hallazgo al situarlo como el único vestigio físico de estos escudos. Muchos de estos fragmentos menospreciados dan una enorme cantidad de información sobre como estaban construidos, tanto de manera aislada como al reunirlos y estudiarlos en conjunto. Puede que la importancia de estos fragmentos para mi sea mucho más importante que para otros.
Anochecía cuando Amir llegó a casa. Con apenas 13 años ya ayudaba en casa por las tardes. acarreando agua, haciendo recados para vecinos, ayudando a Hassan con la recua de mulas. Cierto es que, en las estrechas calles de Córdoba, la fila de mulas era fácil de conducir, pero, aún y así, 13 años son pocos… Sin padre, su madre se afanaba lavando ropa, remendando, pero el dinero siempre era escaso y cualquier ayuda era buena.
Pero lo que deseaba con toda su alma es que llegara el día siguiente: se levantaba antes que nadie para prepararse para ir a su kuttab, a su escuela, un pequeño edificio rectangular anexo a la Mezquita de los Jueces, no muy lejos de la Gran Mezquita, y su madre estaba encantada con que al niño le gustara tanto aprender, pero lo que no sabía es que el responsable del madrugón no era tanto la escuela, que sí, que le gustaba, como el maestro Zahid.
Pero no, el maestro Zahid, no era un profesor en su escuela: Amir pasaba todos los días por una de las calles del zoco de camino a su escuela y, aunque siempre había algo que le llamaba la atención, nunca se detenía mucho, apenas curioseaba un momento y seguía su camino: el director del kuttab, el Sr. Ziryab, era muy estricto con la puntualidad (y con todo, en general), y no se quería exponer a un castigo.
Pero un día vio al maestro Zahid encorvado sobre una mesa a la puerta de su taller, una mesa de madera oscura y gruesa, muy concentrado, y fue esa intensidad lo que le atrajo. Se acercó a mirar, sin molestar al artesano: ¿cómo alguien era capaz de hacer algo tan intrincado y tan hermoso?
Era casi hipnótico ver cómo cambiaba de una herramienta a otra casi sin mirar, con la facilidad que sólo puede dar la experiencia, y con cada una, con cada movimiento, el maestro aumentaba la belleza de la pieza de cuero que trabajaba.
Estuvo un buen rato observando, hasta que el maestro, que, por supuesto, se había percatado de su presencia, le interpeló:
-¿No llegas tarde al kuttab?
-¡Oh!-, y Amir salió corriendo como alma que lleva un shaytán.
El maestro Zahid se sonrió: sabía que volvería a verlo…
Efectivamente, al día siguiente Amir llegó mucho antes de la hora del kuttab.
-Buenos días, maestro- su madre le había educado bien. -¿Le importa que mire mientras trabaja?
-No, no, al contrario. Primero: ¿cómo te llamas? Yo soy Zahid.
-Mi nombre es Amir -, le contestó.
-¿Te gusta, Amir? - le dijo, señalando a la pieza de cuero que estaba trabajando.
-Sí, pero no entiendo cómo se puede hacer algo así. No sé ni cómo se llama.
-¿Esto? Es un ataurique.
-Entonces, ¿es usted un maestro auta… auto… atruricador?
-¡Jajaja! No, Amir, ataurique es el motivo que uso para decorar y que le da nombre a la pieza, yo soy guadamacilero.
-¿Un guada-qué?
-Sí, es la técnica que uso para hacer este ataurique, la técnica de guadamecí, pero hay otras. Ahora, si no te importa…
El maestro volvió a su tarea, con Amir absorto en sus movimientos, intentando descifrar los secretos del guadamecí:
-Maestro, ¿cómo se llama la herramienta que está usando ahora?
-¿Ésta? -dijo, alzándola. -Es un matulejo, sirve para marcar el cuero y saber por dónde cortar, o trabajarlo, o coserlo. Por cierto, Amir, el kuttab…… - sonrió…
-¡Oh! - dijo Amir mientras echaba a correr -¡Hasta mañana, maestro!
Como no podía ser de otra manera, Amir estuvo allí, puntual, por la mañana, mientras el maestro Zahid abría su taller, colgaba sus trabajos a la vista de todos y sacaba a la puerta su mesa de trabajo.
Al día siguiente, Amir le ayudó a sacar su artesanía a la puerta, y la mesa de trabajo, y el maestro le puso una silla a un lado para que no estuviera de pie mientras le observaba. Incluso, le puso un resto de cuero y algunas herramientas viejas para que le imitara mientras le observaba. Día tras día, Amir aprendió lo que era un buril, una gubia o una lezna, de qué estaban hechos los tintes…
Lo que no sabía Amir es que el maestro conocía a su madre. Un día, al cerrar el taller, y mientras Amir estaba con las mulas, se acercó a su casa:
-Buenas tardes, señora Faiza.
-¡Maestro Zahid! ¿Qué se le ofrece? ¡Pase, pase! ¿Un té?
-Si, gracias. Le quería hablar de Amir…
-¿Amir? ¿Qué ha hecho ahora? - No sería la primera vez que Amir se metía en algún lío.
-¡Jajaja! Nada, nada, no se preocupe, es muy buen chico. El caso es que lleva varias semanas viniendo a ver cómo trabajo cuando abro el taller, mucho antes de ir al kuttab, y se le ve muy interesado, y se le nota que tiene habilidad y es muy despierto, coge lo que le enseño al vuelo.
-Anda, por eso madruga tanto… Pues no me ha dicho nada.
-Ocurre que mi hijo no quiere seguir mis pasos como artesano, y necesito un ayudante, un aprendiz. Me gustaría que Amir fuera mi aprendiz.
-¡Oh! - Que un maestro artesano se hubiera fijado en su hijo era una bendición, le enseñaría un oficio de prestigio y bien remunerado, pero los primeros meses los aprendices no cobraban, y necesitaban el dinero de los pequeños trabajos de Amir… -Maestro, no crea que no agradezco que haya pensado en Amir como aprendiz, pero trabaja por las tardes y no podemos prescindir de ese dinero… -dijo, apesadumbrada.
-Hmmm… Haremos una cosa: que venga por las tardes, después del kuttab, y, si veo que vale para el trabajo, yo le pagaré lo que cobra ahora a partir del tercer mes. ¿Podrá aguantar?
-Si, creo que sí…
En ese momento, entra Amir por la puerta, saludando a su madre, y quedándose sorprendido por ver allí al maestro:
-¡Maestro! ¿Pero qué…?
-Hola, Amir -, contesta, mientras mira con complicidad a su madre. Muy serio, le suelta: -Amir, no puedes venir más a verme al taller antes de la escuela.
A Amir le cambió el semblante, entre confundido y horrorizado.
-¡Pero, maestro, ¿por qué?! ¿He hecho algo malo? - dijo, mientras unas lágrimas brotaban de sus ojos, sin entender nada.
El maestro Zahid, viendo el sufrimiento del niño, no quiso seguir con la chanza:
-¡Jajaja! No te preocupes, Amir, no has hecho nada: desde mañana serás mi aprendiz, ahora vendrás por la tarde, después de la escuela, a aprender mi oficio y a ayudarme.
Nunca el sol iluminó esa estancia con tanta intensidad como la cara de Amir en ese momento.
Ataurique (ornamentación floral/vegetal) realizado con la técnica del guadamecí (cuero repujado y pintado).
Como Proust, sé un viejo adicto al té del tiempo.
No lo entiendo, pero hasta en el Wikipedia pasa. Estos datos son de las bajas de la guerra civil rusa, 1917-1923.
A la izquierda, el bando bolchevique, a la derecha "los blancos". En el centro, bajas sobrevenidas, por decirlo de algún modo.
Esta parte del "relato largo" (ya no puede ser corto) viene de aquí y en este orden, primero aquí:
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-7
Después aquí:
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-11
Luego:
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-14
Después...
www.meneame.net/m/relatocorto/continuara-17
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Al llegar a casa, ni siquiera pensó en comer, su mente estaba enfocada, concentrada en leer toda la prensa posible sobre el caso. Antes de hacer nada en el ordenador, inspiró lentamente y expiró con actitud relajante. Con gran esfuerzo hizo clic en un anuncio de un libro de recetas asiáticas, en un curso de Economía y en una web de viajes al Polo Norte. La noticia, su noticia, estaba en la mayoría de la prensa local y regional. Sospechaba que pronto engrosaría la lista de sucesos nacionales. ¿Reportajes en televisión? Quizás.
Uno de los textos decía: “La ausencia de robo parece un dato clave, ya que la víctima conservaba su reloj y su móvil, alejando la opción delictiva común. El móvil de la mujer ya se encuentra en manos de la Policía Judicial para su análisis. Las actuaciones se mantienen bajo secreto de sumario por orden del juzgado, lo que implica que los detalles específicos de las pruebas y la investigación no se harán públicos por el momento. Todo apunta a que se trata del cadáver de la mujer desaparecida, Ana Ferrer.”
Un robo. No es robo porque llevaba el reloj y el móvil consigo, lo de estar envuelta en plástico le parecía a Juan de poca importancia informativa. Aunque bien mirado en esta noticia no dicen nada de cómo apareció el cadáver. Aun así, el texto le parecía escrito con desgana, prisas y sin mucho interés.
En otro periódico regional había un artículo cubriendo la noticia con más detalles: “La Policía está centrando sus esfuerzos en reconstruir las últimas horas de la víctima, que casi con toda seguridad se trata de Ana Ferrer, desaparecida hace varias semanas, la funcionaria del Ayuntamiento de 38 años ha sido hallada muerta entre cañas y maleza en el cauce de la rambla, en el curso de las labores de limpieza. Cada elemento de la zona está siendo analizado en busca de pruebas que permitan identificar al responsable o responsables. A los medios locales se unirá la Policía Forense de la capital, y expertos en estas tareas. Mientras tanto la zona sigue acordonada y asegurada."
"Según nos indican fuentes policiales, los investigadores rastrearán grabaciones de seguridad de la zona y las comunicaciones de la mujer para reconstruir sus movimientos previos al crimen, recabarán testimonios de posibles testigos, con la clara intención de disponer de una cronología de los hechos. La autopsia se espera como un elemento clave para precisar la causa y el momento de la muerte."
"Todas las hipótesis permanecen abiertas. La Policía mantiene la máxima reserva para no comprometer el avance de la investigación."
"La denuncia inicial de su familia y del amigo con el que había quedado (Juan José González), tras no recibir noticias de Ana desde la fatídica noche del jueves al viernes, permitió activar el dispositivo de búsqueda que ha concluido sin éxito hasta el terrible hallazgo del cuerpo."
"Más allá de la investigación, la muerte de Ana Ferrer Rey ha generado un profundo impacto en toda la comarca. Funcionaria del área de Cultura del Ayuntamiento, licenciada en Geografía e Historia y en Historia del Arte, Ana dedicó mucho esfuerzo a la preservación del patrimonio local. El Ayuntamiento ha decretado dos días de luto oficial mientras la investigación policial busca esclarecer este terrible crimen.”
Juan pasó rápidamente a otro periódico donde se podía leer:
“Un perro fue el que encontró el cuerpo sin vida de la mujer, según testigos tironeaba de un saco de plástico entre la maleza, hasta que consiguió sacarlo y fue entonces cuando los trabajadores de la limpieza del cauce vieron el cadáver. La familia, que no ha hecho declaraciones, está sobrecogida por los hechos. Algunos vecinos de la fallecida, apuntan a que en fechas recientes tuvo un acalorado encontronazo con los actuales dueños del Palacete de Rivababia, patrimonio local, a cuenta de unas reformas en la fachada a las que se oponía Ana Ferrer y el equipo de arquitectos del Consistorio, llevando ante la Justicia al fondo de inversión, WorldMundo Hainsbach, que lo había comprado.”
Le parecía gracioso que los medios más carroñeros dejaran caer un posible ajuste de cuentas que no tenía sentido, sólo para ganar notoriedad y que la maquinaria del rumor se pusiera en marcha. Se detuvo un instante en la parte del plástico, releyendo las frases. No se indicaba que el cadáver estuviera envuelto en plástico, parecía que estuviera encima, o a un lado de la mujer. Curioso. Pensaba que llamarlo “saco de plástico” o era un error de información de los periodistas o significaba algo más. Algo que bien pudiera estar relacionado con la investigación. Tendría que seguir la pista de todos esos datos para hacerse una idea clara de por dónde podrían ir los pasos policiales.
En TV-1999 cubrían también la noticia. “El cuerpo sin vida de Ana Ferrer aparece en el cauce de la rambla, bajo el Puente de los Descubrimientos. Esta cadena se ha puesto en contacto con fuentes policiales y en breve se ampliará la noticia con un artículo detallado con toda la información disponible.”
Escueto y poco motivado. Pensó Juan mientras analizaba cómo otros medios daban más detalles y en la cadena local donde trabajaba esa periodista fueran tan parcos. Abajo había un enlace a un vídeo. En él se podía ver a varios reporteros con diferentes y coloridos micrófonos, dirigiéndose a una policía en la entrada de la Comisaría de la localidad. Juan suponía que la mujer haría las tareas de Prensa e Información.
-...Ya les he dicho lo que puedo contarles, señores.
-¿Se baraja un posible ajuste de cuentas en relación con el fondo de inversión? –preguntaba apresuradamente una reportera con una alcachofa de color verde intenso.
-No se descarta nada ahora mismo. Todas las hipótesis están abiertas.
-¿Qué se sabe de los trabajadores que encontraron el cuerpo? -preguntaba un reportero con melena apuntando el micrófono de color rojo hacia la policía.
-Mantenemos la máxima reserva para no comprometer el avance de la investigación. Señores, por favor, en cuanto tengamos más información daremos una rueda de Prensa.
-¿Quién se encarga de la investigación? ¿Cuándo estarán los resultados de la autopsia? ¿Cuándo se dará más información? –preguntaban sin orden sabiendo que la policía daba por concluida la atención a la Prensa.
-Muchas gracias –dijo ella dándose la vuelta y entrando en la Comisaría.
Juan ya estaba en la siguiente fase mental de su plan. Ya habían encontrado su paquete y el juego se ponía interesante para él, en su mundo, en su juego de crimen perfecto. Volvía a sentir que tenía el control de la situación. Lo primero, volver a hacer una lista de comidas semanales. Como ya no había comido al mediodía, tras el trabajo, cenaría improvisando. Mañana compraría comida para seguir su plan alimenticio. Compraría un lienzo pequeño y pintaría otro vórtice, para completar el hueco que quedaba en la pared. ¿Debía incluir en la ecuación a la tal Lucía? Esta noche reflexionaría al respecto.
Fue a la cocina y se sentó en la pequeña mesa de allí para preparar su lista de comidas. A mano, con la cuadrícula que hacía con regla, creando celdas para los días que le quedaban hasta el fin de semana. Incluyendo compra en el Mercado el sábado. Desayuno, comida y cena.
Cuando terminó, miró su obra culinaria, imperfecta porque no cubría una semana. El domingo completaría la semana entrante. Miró la hora y se decidió por una cena antes de hora, con lo que encontrara en la nevera y en los estantes. No había nada que le inspirara a preparar nada. Se le ocurrió que podría ir a un bar a comer un bocadillo, última vez que se saltaba una de sus reglas. Nunca comer fuera. Nunca. Miró el móvil y tenía dos llamadas de números desconocidos, lo dejó en la mesa del salón, como siempre. Comprobó que llevaba veinte euros y algunas monedas sueltas de euro en su cartera. Salió al jardín y ahora la zona sin césped le parecía hasta bonita. Sonrió.
Salió y comenzó a caminar hacia la calle peatonal que estaba a unos veinte minutos andando y donde sabía que había bares de todo tipo, clase, precios y ruido.
menéame