Hace 16 años | Por el_pira a elcorreodigital.com
Publicado hace 16 años por el_pira a elcorreodigital.com

En las últimas semanas, había tocado fondo. «Se me rompía el alma al verle tirado en una esquina con su gente, los yonquis». Cobraba una paga social, pero la continua búsqueda de dinero para una dosis le llevaba a robar pequeño objetos en los supermercados que luego revendía en la calle. «La gente que le conocía se los compraba por pena». En el barrio se afirma que «murió de frío». «De sobredosis ya es difícil palmar. La heroína que se vende en San Francisco tiene entre un 0,5 y un 3% de pureza.