Hace 4 años | Por Pablo_Manzano a observatoriorh.com
Publicado hace 4 años por Pablo_Manzano a observatoriorh.com

El síndrome, consistente en atribuir los éxitos de uno mismo a factores externos en lugar de méritos propios, se da especialmente en profesionales con alto rendimiento. Las consecuencias son salarios más bajos y menos promociones laborales.

Comentarios

y

Y lo de mi jefa que es lo contrario ¿cómo se llama?, no lo digo yo, mis dos compañeras también piensan como yo.

c

#1 Tengo (bueno tenía, ya no está en la empresa desde hace unas 2 semanas) una compañera igual. Todo era mérito suyo cuando las cosas salían bien. Ella lo había hecho todo. Y todo había salido bien gracias a ella. En las malas escurría el bulto, culpaba a los demás y todo era responsabilidad del resto. Ella era como una "virgen", pura e inmaculada. Simplemente perfecta. Jamás aceptó sus fallos. Siempre eran culpa de los otros.

Al principio estos seres pueden parecerte competentes y resolutivos, pero a la larga se les termina conociendo, quedan a la vista sus carencias y se ve quién es realmente válido y quien no. Como dice el artículo, al final se descubre a los impostores...

Lo peor con estos sujetos, además de ser tóxicos y crear un mal ambiente de trabajo, es que los cargos superiores al detectar quejas y malestar entre el resto de empleados, en vez de poner en su sitio a estas personas lo que sucede es algo bastante curioso. Se les defiende y protege y por contra, suelen pedir al resto de trabajadores paciencia, comprensión y un mayor esfuerzo de adaptación ante semejantes personajes. Cuando en realidad lo que habría que hacer es echarlos. ¿Por qué sucede esto? Misterios que no resolverían ni en Expediente X.

Generalizando, he comprobado que cuanto más competente y válida es una persona, más humilde.
Y cuanto más incompetente, más arrogante y egocéntrica.

tranki

#4 No puedo estar más de acuerdo con tu comentario.
Lo cierto es que ese patrón que describes se repite muchas veces.
La solución a estas situaciones es compleja, y a veces mandar al energúmeno a la mierda es contraproducente.
Se requiere tacto, mucho tacto.

Mordisquitos...

Errónea es todo lo contrario, eso solo existe en la mente del que escribe eso.