Un porcentaje no muy elevado pero significativo de la población siente una intensa sensación de euforia, fuerza, vitalidad y un fuerte sentimiento de pertenencia a un grupo o colectivo cuando escuchan los ritmos contundentes y repetitivos del hard-rock o "heavy metal". ¿Puede la ciencia intentar explicar este fenómeno? En este artículo se proponen ciertas hipótesis basadas en la psicología evolutiva que tratan de explicar este fenómeno.
Por los Heaviclonianos en sangre. En niveles muy altos emanan de los poros del antebrazo formando protuberancias metálicas puntiaguadas conocidas como "tachas" .
A riego de quedar como pedante, me pareció bastante creíble y aceptable la tesis que presenta Robert Graves (el mismo de "Yo, Claudio") en su libro "La Diosa Blanca" donde analiza porqué cierta poesía, música u otras expresiones artísticas, nos conmueven sin importar tiempo y espacio. Hay, como dice el artículo, ciertos patrones reactivos que la evolución nos ha "inyectado" profundamente en nuestra psique y cuyos efectos no podemos evitar. Extrapolando, podríamos encontrar aquí el origen también de las religiones. Pero esto lo dijo Graves en 1948.
Que sí, campeones, que los jebis tenéis sensaciones que no están al alcance de los que escuchan otro tipo de música, y que esto es porque descendéis de guerreros medievales...
A mi me da sueño. En serio. Demasiado simple y con una rítmica claramente ajustada al ritmo cardíaco. Es como las películas de acción: parece que te ponen en tensión, pero lo hacen a costa de no contarte absolutamente nada durante dos horas; y lo que te cuentan, con extrema simplicidad. Un trampantojo emocional.
Mi gata, sin embargo, aprovecha el rock duro para vomitar bolas de pelo.
Comentarios
Por los Heaviclonianos en sangre. En niveles muy altos emanan de los poros del antebrazo formando protuberancias metálicas puntiaguadas conocidas como "tachas" .
No lo sé, y me voy a quedar sin saberlo hasta que no cambie la fuente y el espacio interpárrafos.
¿Por qué sentimos diarrea cuando escuchamos a Pimpinela?
¿Y náuseas con Bieber?
A riego de quedar como pedante, me pareció bastante creíble y aceptable la tesis que presenta Robert Graves (el mismo de "Yo, Claudio") en su libro "La Diosa Blanca" donde analiza porqué cierta poesía, música u otras expresiones artísticas, nos conmueven sin importar tiempo y espacio. Hay, como dice el artículo, ciertos patrones reactivos que la evolución nos ha "inyectado" profundamente en nuestra psique y cuyos efectos no podemos evitar. Extrapolando, podríamos encontrar aquí el origen también de las religiones. Pero esto lo dijo Graves en 1948.
Que sí, campeones, que los jebis tenéis sensaciones que no están al alcance de los que escuchan otro tipo de música, y que esto es porque descendéis de guerreros medievales...
#4 y de dragones.
A mi me da sueño. En serio. Demasiado simple y con una rítmica claramente ajustada al ritmo cardíaco. Es como las películas de acción: parece que te ponen en tensión, pero lo hacen a costa de no contarte absolutamente nada durante dos horas; y lo que te cuentan, con extrema simplicidad. Un trampantojo emocional.
Mi gata, sin embargo, aprovecha el rock duro para vomitar bolas de pelo.