Hace 11 años | Por maiklg a lasprovincias.es
Publicado hace 11 años por maiklg a lasprovincias.es

Habitación 629 del Hospital La Fe. Allí, postrado en una cama, nos recibe Manuel G. con los tobillos fracturados y el rostro cariacontecido. El televisor está encendido pero el hombre prefiere conversar. Su mujer habla por teléfono con su hijo Carlos, el mismo que recibió el beso en la mejilla de un padre, desesperado y afligido aquel día, segundos antes de que intentara suicidarse delante de la comisión judicial que iba a desahuciarlo en Burjassot.

Comentarios

k

Como dice el buen hombre:"Tanto rescate, tanto rescate. Y a nosotros quíen nos rescata?"

D

Ay, amigo: cuando se trata de desahuciar y recuperar el crédito estamos en un mundo capitalista en el que hay que aplicar la ley "aunque duela"; cuando se trata de que no caiga un banco que se merece caer por su pésima gestión, ahí hemos de estar todos para "ayudar" socializando sus pérdidas. Y así seguirá siendo mientras los bancos tengan en un puño a los políticos mediante condonaciones de deudas.

D

«Que se queden con el piso y me dejen vivir con lo que tengo, que es poco», repite con voz ya entrecortada. «Me lo tasaron en 120.000 euros y yo sólo pedí un préstamo de 50.000 euros. ¿Está saldada mi deuda?», pregunta.

Que pedazo de negocio coño, y que de voluntades se pueden comprar.