Voces como la de la teóloga británica Sarah Coakley proponen que ya es hora de que la Iglesia afronte “nuestra primera, y más profunda, contradicción cultural […] ¿cómo puede exigirse a alguien un control sexual si el celibato es intrínsecamente imposible?”. Los libros y ensayos de Coakley, profesora en la Universidad de Cambridge, bucean en la historia de esta prohibición, tratando de encontrar las raíces de esa “resistencia a una teología contemporánea del deseo” por parte de las autoridades eclesiásticas.
Comentarios
A ver es evidente que si tienen hijos, tienen herederos. Si no tienen hijos al estirar la pata los curas, sus posesiones pasan a depender del obispado. Llámale tonto al caballo...
Yo desde luego prefiero que a los curas les dé por fabricar niños que por tirárselos...