Según esta investigación, los jóvenes de 18 a 25 años que se forman en sus opiniones políticas durante recesiones creen más en el éxito por suerte que por esfuerzo. Esto es lógico y esperable. Ahora bien, lo interesante es la consecuencia: estas personas tienden a pedir más redistribución (para paliar este percibido “efecto aleatorio) y a la vez confían menos en las instituciones.