Publicado hace 10 años por disconubes a lacienciaysusdemonios.com

¿Por qué miles de millones de nuestros congéneres se sienten fatuamente orgullosos por comportarse adecuada o altruistamente, pero sólo después de que un inexistente extraterrestre a través de sus acólitos con sotana, turbante o kipá les amenace con toda una eternidad de horror, sufrimiento y torturas indecibles si no actúan correctamente? Y además, esas mismas personas son la que más profundamente se ofenden (hasta llegar a veces a la justificación del asesinato) cuando se les informa que únicamente somos unos simples primates más...

Comentarios

Mister_Lala

Así son las religiones, muy piadosas, muy moralistas, mucho de ayudar al prójimo, pero eso siempre que no les lleves la contraria, que si no te lapidan.

D

En el artículo se nombran los primates sin pelo. Este no me ha visto a mí desnudo. Voto errónea.

auroraboreal

Yo, cuando leo estos dilemas morales con dos únicas soluciones, solo puedo pensar que esos dilemas solo existen en los laboratorios o en el cine (y cada vez menos) y que no reflejan el comportamiento humano en una situación real.

Porque en la realidad, siempre intentaríamos buscar la forma de parar el tren antes de arrollar a nadie y seguro que nos plantetaríamos multitud de opciones:

Érase una vez, en un reino muy lejano, una de esas princesas a las que quieren casar con un pretendiente que no le gusta nada, pero está muy presionada por su entorno para que acepte la boda.

Estando toda la corte reunida, paseando por el jardín, el pretendiente de improviso plantea lo siguiente: Sé que tienes dudas sobre nuestro casamiento, pero yo tengo que volver a mi reino con una respuesta, así que tome la decisión la diosa Fortuna. Voy a recoger dos piedras de las que tan bellamente adornan este camino, una blanca y una negra, las meteré en esta bolsa y sacarás una: si eliges la blanca serás mi esposa, si eliges la negra no.

Para horror de la princesa a todos los presentes les parece una buena solución dejar la decisión al azar, así que el pretendiente se agacha y coge DOS PIEDRAS BLANCAS y las mete en la bolsa. Está claro que la princesa ha sido la única en darse cuenta de la trampa del pretendiente (ya entendemos por qué no le gustaba el pretendiente) por lo que sólo tiene dos opciones: sacrificarse sacando una piedra blanca y casarse con él o decir que ha hecho trampa (algo que él negaría) poniéndole en evidencia ante todos provocando su desaire y un más que posible conflicto armado…

La princesa entonces tomó tranquilamente una piedra de la bolsa, la arrojó entre los arbustos y sentenció:
Veamos de qué color es la piedra que no he elegido


... o eso otro de "tu lo que quieres es que me pille el toro" .

En cuanto a que sea un ser inexistente quien nos indique la forma adecuada de comportarnos o no...tampoco creo que sea así de sencillo (muy pocos siguen a rajatabla absolutamente todas las indicaciones de los acólitos de ese ser sobrenatural). No sé, creo que la gente busca respuestas y cada uno intenta encontrarlas donde le han enseñado que suele haberlas o donde piensa que las puede haber o se intentan construir las suyas propias. Y elijen entre los datos existentes las que les convencen más o menos...

Autarca

No veo donde quiere llegar el articulo. Lo de que la proximidad a la persona despierta nuestra empatia ya lo decían en los experimentos Milgram, donde cuanto mas cerca estaba el individuo mas reacios eran los sujetos del experimento a aplicarle descargas. http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram

Y lo de que los animales tienen sentimientos, incluyendo empatia, no creo que nadie lo discuta.

crob

Interesante reflexión. No se me ocurre explicación. Yo creo que invita a reflexionar que algunos animales son mucho más empáticos que los humanos, a pesar de no saber por qué
#4 En animales no hay el fenómeno de obediencia a la autoridad, o al menos no tan directo. Así que no veo que Milgram explique mucho aquí, a parte de los que dices de la proximidad

Autarca

#5 Obviamente estaba refiriéndome a los humanos.

Mister_Lala

Desconocía ese experimento cruel con monos. Poca superioridad moral podían tener los cabrones que los sometieron a semejante tortura.